Asturias Liberal > Aportaciones > “De la IA (Inteligencia Artificial) a la IA (Ignorancia Aumentada). Cuando el Homo Sapiens se convirtió en Homo a “secas”

Por cierto, “¿Qué decía la IA al respecto?’”

A este ritmo, la Inteligencia Artificial se ha vuelto el nuevo “sentido común” de la humanidad; o sea, el menos común de los sentidos. Antes la gente preguntaba al abuelo, al libro gordo de Petete, a su madre o, en el peor de los casos, al propio juicio de cada uno. Y tiraba pa´ lante.

Ahora, si la IA estornuda, medio mundo-mundial dice “¡salud!” y espera instrucciones. Lo irónico es que tanta dependencia está logrando un milagro inverso: mientras la máquina aprende, nosotros desaprendemos. O emburrecemos. Vamos de cabeza a una nueva definición de IA: Ignorancia Aumentada, esa habilidad tan humana de delegar hasta el pensamiento crítico porque “ya lo hará el algoritmo”. O la algoritma, ¡Qué mas da!.

Ahora, la vida la llevamos en piloto automático, cada día más vagancIA, más flojerÍA y más comodidad, rozando la niñerÍA. Acabaremos en la torpezÍA. ¡Maravilloso!

Y paso a enumerar algunos ejemplos

Pero, antes de nada, una pequeña reflexión que te harás y que seguro estás pensando: “¿Habrá escrito López este monólogo… o la IA?”
Pues mira: ni te lo voy a confirmar ni te lo voy a negar.
Solo diré que, si suena medianamente inteligente… con toda seguridad no fui yo.

  1. El resfriado que se tiene todos los años. Ahora es “cuasi” existencial
    Tiene mocos, dolor de cabeza y seguramente una manta a cuadros preparada a punto en el sofá. Antes uno se resfriaba, se hacía una sopita, paracetamol y a la cama. A sudar y listo. Ahora le pregunta a la IA:
    “¿Es grave? ¿Llegaré al próximo sábado? ¿Qué café o infusión es científicamente mejor para no sentirme inútil?” Pero, “es que no me gusta el café ni las infusiones”.
    Y si la IA no responde en 3 segundos, se asume que se está en fase terminal. Y muy avanzada.
    Dos toses más y ya están reclamando la extremaunción; eso sí, vía emojis.
  2. El que nació estresado, vive estresado, morirá estresado y ahora, obviamente, está estresado
    Le tiembla un ojo 5 segundos, seguramente por exceso de trabajo o porque le ha entrado una mota de polvo, pero en vez de parar respira y pregunta…
    “IA, ¿podrías generarme 10 técnicas de relajación? Pero que sean rápidas, que no tengo tiempo para relajarme.”
    Eso sí: todas las técnicas acaban con “deja de usar el móvil”.
    Y ahí se enfada: “¿Pero esta IA quién se cree?”
  3. El cansado a perpetuidad
    No duerme bien, pero tampoco quiere pensar pues eso cansa. Así que pregunta:
    “IA, ¿Qué excusa elegante puedo usar hoy para justificar que funciono al 20%?”
    Luego copia-pega sin leer. Menudo trabajo sería lo contrario.
  4. El que no soporta a su compañero de trabajo
    “IA, redacta un mensaje políticamente correcto para indicarle a Fernando que deje de masticar como si estuviera haciendo posoperatorios de la mandíbula.”
    Obviamente, el resultado suena “mega profesional”. Nivel: Dios.
  5. El indeciso culinario
    Abre la nevera y solo ve un huevo y un limón, pero aún así, pregunta a la IA:
    “¿Qué comida gourmet puedo preparar con esto y que me haga sentir chef Michelin?”
    Respuesta: hacer tortilla francesa… OJO, sin cebolla.
    Resultado: pide comida a domicilio.
  6. El que no sabe ni qué ver
    “Tengo 32 minutos libres entre call y call. IA, recomiéndame algo que sea emocionante, divertido, profundo, ligero, corto, largo y que no haya visto jamás.”
    Ve un video de gatos. En el anterior (que era el mismo) se quedó dormido y llegó tarde a la siguiente cita así que éste le parece nuevo y divertido.
  7. El fiel devoto de los Siri, Alexa y demás
    Está solo en casa y aun así dice:
    “Alexa, ¿estoy guapo hoy?”
    Y si Alexa contesta que no entiende la pregunta… se ofende.
  8. El currante que manda CVs en automático
    Envía 50 cartas de presentación al día. En todas:
    “Estoy entusiasmado de enviarle mi CV…”
    No cambia ni el nombre de la empresa. Ni la coma. Ni las ganas ficticias.
    Un entusiasmo… desbordante.
  9. El que ya no formula opiniones
    “IA, ¿Cuál debería ser mi postura ante esta discusión de grupo sobre si el helado se guarda en la puerta o en el estante del congelador?”
    Y repite la respuesta como si fuera Sócrates o Platón.
  10. El caminante desorientado
    Camino de su casa al súper… a 300 metros…
    “IA, ¿Cuál es la ruta óptima para comprar papel higiénico?”
    Y termina caminando 1 km.
EL OBSESO DEL COCHE (VARIANTES)
  1. El que lleva 10 años yendo al mismo sitio
    Va todos los días en coche de su casa al trabajo.
    Y una mañana pregunta:
    “IA, ¿hay alguna ruta alternativa?”
    La IA le manda por un camino que tarda 20 min más.
    Él va, aunque lleve 10 años yendo por el lado corto: “Si lo dice la IA…”
  2. El del coche de hace 70 años
    Vehículo prehistórico, de hace 70 años, motor que suena a los carros de Isabel la Católica.
    “IA, ¿debería comprarme gasolina, híbrido, eléctrico, hidrógeno o un unicornio?”
    La IA intenta ser neutra.
    Él se queja porque no le da una respuesta “contundente”.
    Y sigue conduciendo el coche del jurásico. Simplemente porque cree que éste tiene personalidad.
  3. El del coche recién estrenado… y ya quiere otro
    Se compró un coche el año pasado, precioso.
    Y pregunta a la IA cuál debería ser su próximo coche y que vaya con su personalidad.
    Mientras su empresa está a punto de cerrar.
    Pero oye, prioridades.
  4. El del renting mágico
    “IA, ¿Qué es mejor, renting o compra? El renting no me cuesta nada porque lo paga mi empresa.”
    La IA intenta explicarle la diferencia entre coste directo e indirecto.
    Él abandona: “Mucho texto.”
  5. El que cambia de coche porque el vecino tiene uno nuevo
    No lo necesita. No lo quiere.
    Pero pregunta:
    “IA, ¿Qué coche supera el del vecino en potencia, diseño y estilo de vida aspiracional?”
    La IA sugiere varios.
    Él elige el más caro.
    Luego pregunta a la IA “cómo ahorrar a fin de mes”.
  6. El que pide a la IA el coche que más likes da en redes
    “IA, recomiéndame un coche que luzca bien en Instagram, que proyecte éxito y madurez… aunque no salga de ciudad.”
    La IA hace lo que puede.
    Él sube la foto.
    Tres likes.
    Culpa al algoritmo.
  7. El del coche viejo “milagrero”
    “IA, ¿Cómo puedo hacer que mi coche del 92 pase la ITV sin invertir un euro?”
    La IA sugiere mantenimiento básico.
    Él: “¿No hay solución creativa?”
    La IA se queda sin palabras.
  8. El que compara coches como si fuera a elegir pareja
    Tiene una tabla con 18 columnas: consumo, potencia, maletero, eficiencia, emisiones, número de portavasos…
    Pregunta a la IA:
    “¿Cuál me conviene según mi personalidad, mis traumas de la infancia y mis objetivos de vida?”
    La IA sugiere uno razonable.
    Él compra el contrario.
EL DECORADOR, DETALLISTA Y OBSESIVO
  1. El del mantel que debe “proyectar su esencia”
    Tiene tres manteles y pregunta cuál transmite “la identidad de su hogar”.
    La IA responde.
    Él usa el que ya estaba puesto. A ver si se confunde y el propuesto se aleja de su personalidad.
  2. El del árbol navideño
    Tiene un árbol pequeño de sobremesa con 15 bolas.
    “IA, ¿Cómo distribuyo 15 bolas navideñas de manera armónica para un ambiente elegante pero no ostentoso?”
    La IA propone un patrón.
    Él lo hace.
    No le convence.
    Lo rehace tres veces más.
    El árbol termina sin bolas.
  3. El del brindis científico
    Dos personas, recordemos: dos.
    “IA, ¿Cuál es el protocolo exacto del brindis? ¿En qué orden levantamos la copa? ¿Qué digo después? ¿Debe sonar el cristal fuerte o suave?”
    La IA responde.
    Él lo cumple al milímetro.
    La otra persona se ríe.
    Cree que es un sketch.
  4. El que quiere saber cuántos cubiertos poner… aunque solo hagan falta dos
    “IA, ¿Se ve elegante poner cuchillo de pescado, aunque cenemos carne? ¿Quedaría mal no ponerlo? ¿Y un tenedor para el postre?”
    La IA intenta no juzgar.
    Él pone todo.
    La mesa parece la de un restaurante de 100 euros el menú.
    Pero cenan croquetas.
  5. El mismo anfitrión pero para Nochebuena… con dos comensales y 27 dudas
    Son dos personas. Dos.
    Mesa pequeña. Vajilla suficiente.
    Pero él pregunta a la IA como si fuera a recibir a la reina de Inglaterra y a todo su séquito:
    —“IA, ¿Cuál es la disposición formal, semiformal, casual y festiva de una mesa para dos el 24 de diciembre?
    ¿Dónde coloco la copa de agua?
    ¿Y la de vino?
    ¿Y la servilleta?
    ¿Y a qué distancia exacta debe estar el plato del borde de la mesa?”
    La IA le da tres opciones.
    Él prueba las tres.
    Saca fotos.
    Le pregunta a la IA cuál “se siente más navideña emocionalmente”.
    Terminan cenando pizza.
    En el sofá.
  6. El que organiza la mesa “INSTAGRAMera”
    “IA, ¿Cómo coloco la mesa para que salga bonita en fotos? ¿Qué ángulo recomiendas para capturar el espíritu navideño minimalista?”
    Hace 40 fotos.
    No sube ninguna.
    Dice que “la luz no acompañaba”.
  7. El obsesivo de las velas
    Tiene una vela. Una.
    Pregunta a la IA:
    “¿Dónde la coloco para transmitir calidez sin riesgo de incendio? ¿A cuántos centímetros del borde? ¿En qué cuadrante de la mesa?”
    La IA sugiere algo razonable.
    Él la pone en otro sitio.
    Y luego pregunta si está bien.
OTROS

  1. El comprador indeciso crónico
    “IA, ¿Qué regalo comprar para el cumpleaños de mi primo segundo al que no veo desde 1992?”
    Termina comprándole una tarjeta regalo porque la IA “no fue lo suficientemente clara”. Y no se la da a su primo porque nadie le dijo que se fueran a ver. Y así fue: no se vieron.
  2. El que pide a la IA ideas de regalo… ¡para una sola persona que ya sabe qué quiere!
    Su pareja le dijo claramente: “Quiero un libro”.
    Pero él prefiere:
    “IA, dame 20 ideas de regalos originales, creativos y únicos que parezcan muy pensados.”
    Compra una bufanda.
    Olvida el libro.
  3. El que no quiere ni pensar en cómo vestir
    Abre el armario:
    “IA, ¿Qué me pongo? Tengo frío, pero quiero parecer interesante.”
    La IA sugiere varias capas. Él se queja porque tiene calor.
  4. El que ya ni recuerda refranes
    Antes: “A quien madruga, Dios le ayuda…”
    Ahora: “IA, ¿Cómo era ese refrán de uno que madrugaba y que pasaba algo con un Dios o algo parecido?”
  5. El que ya no resume ni un párrafo de diez líneas
    Tiene delante un texto que básicamente dice:
    “Juan fue al súper, compró pan y volvió a casa. Y así, 9 líneas más como igual tecnicismo”
    Pero él:
    “IA, ¿podrías resumirme esto? Es que estoy ocupadísimo (jugando con el móvil).”
    Y cuando lee el resumen, dice: “¡Guau, Qué bien sintetizas!”.
    Como si tal resumen hubiera que ponerlo en las páginas centrales del Manual de Proezas.
  6. El alumno en modo automático
    En clase le piden una redacción de 150 palabras sobre su ciudad.
    “IA, escríbeme algo bonito sobre mi pueblo… ¿Cómo se llamaba? Ah, sí, El Pinar.”
    Entrega el texto sin leerlo. El profesor le dice que habla de montañas suizas.
    Él se sorprende: “Ah, ¿tengo que revisar lo que me da la IA?, Pero, ¿No es inteligente?”
    El profesor le aprueba pues no encuentra argumentos en contra.
  7. El lector de opiniones prefabricadas
    Le preguntan en la comida familiar qué opina del teletrabajo:
    “Un momento, mamá, que se lo pregunto a la IA y te digo.”
    Y pronuncia un argumento tan refinado que la abuela, que lo tiene en gran estima, pero no precisamente por su verborrea, cree que lo ha invadido un espíritu del más allá.
  8. El poeta por delegación
    Quiere impresionar a su pareja:
    “IA, hazme un poema romántico que parezca que lo he escrito yo.”
    La IA le pregunta si un soneto, un romance, una oda o qué.
    “IA, (desconoce qué contestar…) algo que ritme y suene precioso.”
    Él se emociona leyendo sus propias palabras.
    La otra persona también se emociona… con la IA.
  9. El que pide a la IA que le responda los mensajes
    Le escribe un amigo: “¿Quedamos el sábado?”
    Y él no sabe qué tono usar.
    “IA, redacta una respuesta casual, amistosa y que parezca que no estoy usando IA.”
    El amigo, que sólo se expresa con emoticones y abreviaturas, no sabe exactamente si quedarán el sábado, el domingo o que su amigo ha salido a comprar el pan.
  10. El que no decide ni qué música poner
    Abre Spotify.
    “IA, ponme música que parezca que tengo buen gusto.”
    Acaba oyendo jazz experimental sin entender por qué. Pero, OJO; parece “muy sabido” atendiendo a la música.
  11. El que busca excusas con inteligencia prestada
    “IA, dame una excusa elegante para no ir al cumpleaños de Luisa sin quedar mal.”
    La IA crea una historia de un compromiso familiar.
    Luisa ya ha recibido la misma respuesta 7 veces de otros invitados.
  12. El que pregunta cómo arreglar cualquier cosa
    Se rompe una bombilla.
    “IA, ¿Cómo se cambia esto?”
    La IA: “Gírala en sentido contrario.”
    Termina llamando a un electricista “por si acaso”.
  13. El que quiere likes sin esfuerzo
    “IA, créame un post ingenioso para Instagram que parezca natural, profundo y auténtico.”
    La IA se lo hace. Lo sube.
    Título del post: “Seamos genuinos.”
    Ironía nivel: Dios.
  14. El jugador (o gamer) indeciso
    Tiene 236 juegos instalados. Conoce 18.
    “IA, recomiéndame a qué jugar hoy según mi estado emocional.”
    La IA recomienda uno.
    Él dice: “No sé si me apetece…”
  15. El turista poco improvisador
    Cuando era joven, viajaba con ilusión. Ahora:
    “IA, crea una ruta óptima minuto a minuto para visitar esta ciudad. Si por error se desvía 10 metros, hace que le recalcule su vida entera.”
  16. El comprador de supermercado
    Tiene tres marcas de tomate frito delante.
    En vez de leer etiquetas:
    “IA, ¿Cuál compro?”
    La IA recomienda la tercera.
    Él: “Pero la primera está de oferta… ¿Qué hago, IA?
    Termina comprando mahonesa.
  17. El que delega hasta sus dilemas morales
    “IA, ¿tengo razón en esta discusión absurda con mi pareja sobre quién dejó la luz encendida?”
    Si la IA le da la razón, presume.
    Si no, dice que “la IA también se puede equivocar y seguro que es Algofare (como el lawfare pero en IA…)”
  18. El que pide a la IA hasta el texto de un WhatsApp incómodo
    Tiene que decirle a alguien que lo siente, pero que no puede devolverle un favor.
    “IA, dame una respuesta que parezca sincera y humana, aunque no lo sienta así.”
    La IA lo hace. Él copia.
    La otra persona sospecha porque él nunca escribe mensajes. Cuando lo hace es con muchas faltas de ortografía y, además, jamás ha dicho lo siento por nada.”
  19. El que pregunta a la IA por qué está de mal humor
    No ha dormido, no ha desayunado y ha discutido con medio mundo ya desde el propio sueño.
    Pero pregunta:
    “IA, ¿por qué estoy irritado hoy?”
    La IA: “Porque eres humano.”
    Él: “No me convence, dame alguna teoría más.”
  20. El experto en ahorro… digital
    Tiene dos gasolineras delante:
    una 2 céntimos más barata que la otra.
    Pero él pregunta:
    “IA, ¿Dónde está la gasolinera más económica de la ciudad?”
    Está a 25 km.
    Y va.
  21. El que necesita validación digital para todo
    Ve un algo bonito en la calle.
    Pero no se fía de su propio criterio.
    “IA, ¿eso que veo es bonito o solo me lo parece a mí?”
    La IA: “Es subjetivo.”
    Él: “Qué mal, necesito una conclusión firme.”
CONCLUSIÓN

La verdad es que estamos llegando a un punto en que la IA lo hace todo: PIENSA por NOSOTROS, DECIDE por NOSOTROS, RESUME por NOSOTROS, OPINA por NOSOTROS…

En fin, espero haber sacado una sonrisa (hasta a la IA).
La verdad es que estamos llegando a un punto en que la IA lo hace todo:
PIENSA por NOSOTROS, DECIDE por NOSOTROS, RESUME por NOSOTROS, OPINA por NOSOTROS…
NOSOTROS solo ponemos los dedos para copiar y pegar.
Al final la IA será INTELIGENCIA ARTIFICIAL “inteligente”.
Y nosotros seremos…la IGNORANCIA AUMENTADA,
la nota a pie de página.
Una muy pequeña.
Y mal escrita.
(Porque no hemos preguntado a la IA…)

Pensar ya no será opcional, lo externalizaremos. Delegaremos el cerebro.
Equilibrio perfecto. Y sin cansar.

Pero, eh… ¡muy entusiasmados de enviar nuestro CV!


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