Seguimos por el camino de baldosas amarillas al presidente asturiano para salir de su particular Oz, lugar donde al final del sendero el mago Sánchez le ayudará a volver a la apacible Kansas lavianesa, lejos de amnistías malas del Oeste, allí donde una vez soñó que fue feliz como alcalde aunque, cuentan los más ariscos del lugar, desean que no vuelva.
En ese camino iniciado tras el magnífico festín con el que los umpalumpas de la FSA le agasajaron, se ha encontrado Barbón con el espantapájaros López, clavado en el campo en medio de una encrucijada. Cuando nuestro caminante le pregunta por dónde tirar, el espantapájaros López poco puede hacer: le dice que vaya por aquí o por allí aunque da igual lo que escoja porque al final llegará al mismo sitio. Un sinsentido de López motivado por la falta de cerebro con el que no le dotaron sus creadores, dejándolo pleno de paja pero ausente de razón.
Barbón escucha del espantapájaros su lamento: “No puedo tomar decisiones, no tengo cerebro, todo es paja”. Cuando Barbón le pregunta cómo es posible que hable si no tiene cerebro, responde: “No lo sé, pero hay muchas personas sin cerebro que hablan demasiado…”.
Lección aprendida
Tras criticar a los viejos del PSOE y ver lo que está pasando con Nicolás Redondo, Barbón se atecha y acepta los argumentos del espantapájaros para convertirse en él. El viernes pasó a decir “no opino” sobre el proceso sobre la amnistía y utilizó argumentos tan burdos como que no está en el equipo negociador y por tanto no sabe qué se cuece.
Qué cobardía de ese Barbón que a la mínima nos suelta en X (antes Twitter) valoraciones y juicios sobre lo mal que lo hacen los demás, sobre todo si eres Isabel Díaz Ayuso y gobiernas en Madrid. El resto de declaraciones pertenecen al argumentario progresista de que si lo que se aprueba sirve para sanidad, pensiones, etc. bienvenido sea. El coste, la legalidad, la integridad moral da igual.
Y como el Mago Sánchez no quiere más ruido (bastante le gritan ya), aprovecha el relevante acto en el Pozu Funeres para envíar a Patxi López y asegurar el discurso único. Restan pocos barones socialistas y como García Page ya tiene la vitola de rebelde aunque al final nunca hace nada, queda el sumiso Barbón para ayudar a contener a los disidentes y afianzar la unidad alrededor del líder. El discurso, el de siempre: somos más constitucionalistas que nadie y si el acuerdo entra dentro de lo dispuesto en la Carta Magna, adelante. Un discurso falso porque sabe que la amnistía no cabe en la Constitución pero, como buen espantapájaros, habla, habla y habla.. habla demasiado. También López habla para decir tonterías como que solo ellos han velado por la democracia, que el PP desea romper España y demás ocurrencias de alguien relleno de paja.
Retoman el camino hacia Oz, ya juntos, Barbón y el espantapájaros López, este último para ver si el Mago Sánchez le provee de un cerebro. Antes de iniciar el viaje nos deleita con la canción “Si yo tuviera cerebro” en la que reconoce que daría lo que fuera por tenerlo, lo feliz que estaría con sentido común. ¡Tendría que rascarse la cabeza de tantas ideas que pensaría! No sería un Don Nadie como lo es ahora, con la cabeza llena de paja…
A ver si tiene suerte.
Los hechos son los hechos, independientemente de los sentimientos, deseos, esperanzas o miedos de los hombres.