No podemos conciliar el sueño. Tenemos la sensación de que el Apple Watch se ilumina cada poco, mirándose a sí mismo, esperando que sean las 5 de la mañana para darnos una sacudida y obligarnos a ponernos en pie, pasar por el aseo, acicalarse lo justo y por fin unirse a los cientos, miles de compañeros y compañeras que horas después confluiremos en Madrid, en Ferraz, llegados toda España, como esos misiles nucleares de la película Juegos de Guerra que parten desde más allá del Muro de Berlín, desde la URSS y sus países satélite para acabar con Estados Unidos. .
Han pasado un par de días desde la noticia del retiro temporal de nuestro presidente y allí sigue en la Moncloa. Le suponemos trabajando por España pero también buscando esos momentos íntimos, de introspección, de retiro monástico con los Padres del Desierto, un Vassa, un Effetá… Sin duda, profundo.
Y de vez en cuando se abrirá a los cercanos, quizá a los que llevan con él desde la época del Peugeot 404: Koldo García, Ábalos, Cerdán… Los que siempre han estado ahí. Aunque ahora hay otros más cerca como Montero o Bolaños, con Patxi algo más lejos, sí, pero, todos con una única voz, la que les indican desde el edificio de Semillas. El 25 de abril era “basta ya”, “no pasarán”; el 26 las muestras de cariño, hoy 27 escucharemos otro precioso argumentario en el noticiario de las 15 horas. Todos a una, encabezados por nuestra Mona Lisa patria, Pilar Alegría.
Patxi López se ha salido. Dejó a los periodistas boquiabiertos pero no como aquella ocasión en la que dijo “¡qué más dará!” cuando le preguntaron por los diputados socialistas vinculados con Tito Bernie. No, ahora es por algo muy bonito. “El amor mueve las conciencias de la gente, a no ser que tengas el corazón de piedra«.
Y vaya si tiene razón. Pedro Sánchez está profundamente enamorado de su esposa. Parece que la costumbre dicta que las parejas han de estarlo para que la cosa funcione. Puede que no suceda, habrá casos, pero estar enamorado suele ser lo normal. Bien es cierto que pecaríamos de imprudentes si comparamos el enamoramiento de Pedro Sánchez y su esposa con el que experimentamos sus subordinados. Es inevitable que sea de otra manera. Superior.
Parejas políticas muy enamoradas las habido siempre: recordamos por ejemplo el precioso matrimonio entre Nicolae Ceaucescu y Elena Petrescu, mandatario y consorte rumanos de hace ya unas décadas. El amor surgió trabajando por el pueblo, en el Partido Comunista, y ya no se separaron hasta el final. Tal era la admiración que se profesaban que Nicolae hizo todo lo posible para que su mujer obtuviera la mejor formación académica, graduándose en solo dos años en Ingeniería Química. Un portento que le permitía incluso atender los múltiples compromisos de Nicolae dado el gusto por reunirse con cualquier actor de peso en política internacional.
Sabio refranero español que nos advierte que las comparaciones son odiosas.
Todos a Ferraz, todos al Alsa que atravesará este bello país que no puede cambiar de rumbo, no ahora, no en esta situación, enfrascados en una reforma para acabar con la derecha, la ultra derecha y la extrema derecha. ¡No! Subamos al autobús, atravesemos ese Huerna con peaje prorrogado, repostemos más barato en Castilla la Vieja, lleguemos a ese vergonzoso antro fiscal que es el Madrid de impuestos bajos, hagámonos fuertes en Ferraz y gritemos que queremos que siga Pedro Sánchez, que siga el amor.
Alcemos la voz contra esos jueces que intentarán encontrar pruebas de culpabilidad en la mujer del presidente enamorado. ¡No al lóofer! Y después, a regular los salvajes medios de comunicación que no tienen piedad ninguna y usan su influencia para atacarnos.
¡Cuándo se ha visto a un periódico descubrir casos de corrupción, de financiación irregular de partidos, de nepotismo! Recordamos al presumido de chaleco verde sin mangas que ayer nos insistía en que los medios son la mejor herramienta para controlar la democracia. ¡El cuarto poder! Ja. Y citaba cosas como el Watergate o las cremas de Cristina Cifuentes. ¡Valiente ignorante! ¡Si lo de Cifuentes fue por el máster!
Nos vence el sueño. Queda poco para las 5 de la mañana. Ojala Pedro nos vea a través del televisor desde la Moncloa, o quizá se acerque, de incógnito, por Ferraz y nos observe desde una ventanita y su corazón se llene de amor, del que le enviamos todos los que con él estamos.
¡Ánimo, Pedro! No te preocupes que si tu mujer no ha hecho nada, exonerada quedará; si en el móvil no tenías nada malo, ¡que le den a Pegasus! Y si los jueces siguen adelante ¡para qué nombramos a gente de la nuestra en la Fiscalía, en el CGPJ, el Supremo o el Constitucional!
Para qué creerán que les hemos puesto ahí ¡Pues para que nos ayuden! Por favor, Pedro, utiliza todos los medios a tu alcance para evitar el atropello al que te quieren someter que para eso te hemos elegido, para que por nosotros, desde el ejecutivo, el legislativo y el judicial, hagas una España mejor.
Pedro, no te vayas.
Los hechos son los hechos, independientemente de los sentimientos, deseos, esperanzas o miedos de los hombres.