Cuenta la leyenda, de larga estirpe y no poca sabiduría, que Gorgias, tras ser elegido rey de Frigia, ató su espada y el yugo de sus dos bueyes con un nudo cuyo entresijo interno era tan complicado e inextricable que resultaba empresa casi imposible el desatarlo. Llegado Alejandro (el Magno) a la región, entró en la ciudad del nudo, Gordio, y se encontró con el enredo tras la promesa de los augures de que, si lo desataba, llegaría a rey de toda Asia. El macedonio, pensando que tanto montaba desatarlo como cortarlo, optó por lo segundo y, de un golpe de su espada, acabó con el enredo.
El emblema del nudo y el yugo fue adoptado por el rey Fernando, el Católico, con la misma frase que el mismo Zeus confirmó a Alejandro: «Tanto monta, monta tanto, cortarlo como desatarlo».
Y así está España, montada encima de un gran nudo institucional, económico y político que se enreda cada vez más a medida que se suceden citas electorales. Y van cinco en año y medio a la espera de la sexta. Y eso si alguna de las celebradas no hubiera de ser repetida
El nuevo Gordias es Pedro Sánchez. Pero es un Gordias reducido, rebajado, que no controla todos los cabos del nudo, pero que a golpe de cortoplacismo va enredándolo más y más.
Los cabos del nudo sanchista son muchos, pero podemos reducirlos a estos:
- – Nudo en el Congreso de los Diputados donde la coalición que le sustenta se hace aratos insostenible.
- – Nudo en Cataluña donde formar gobierno es difícil pues ni la izquierda suma, ni los nacionalistas lo hacen. Pero si estos no salen con la suya por encima de la victoria de Illa, amenazan con ahogar a Sánchez con el primer nudo.
- – Nudo en las Vascongadas donde, con más tranquilidad, el PNV estará agradecido de que los socialistas le dejen gobernar y los de Bildu, con su estrategia secretista y a largo plazo, arrancarán prebendas para hacer normal un terrorismo que nunca debería normalizarse.
- – Nudo en la corrupción, en la que Begoña, Koldo, Marruecos y demás no dejarán de vagar amenazando la estabilidad de un Sánchez que no dudará en desestabilizar nuevamente las instituciones para salvarse de su quema.
- – Nudo en la Justicia donde la gresca que mantiene con fiscales y jueces va a más y con más derivadas
Mas por encima de estos nudos está el nudo nacional, el nudo que amenaza libertades y unidad, ambas cosas estrechamente unidas, pues en el fraccionamiento se pierden aquellas. Un nudo sobre el que los ciudadanos, todos nosotros, estamos subidos y en el que anidan los nudos sanchistas y el lento avance del Partido Popular erigido en desenredador.
La cuestión es si este lento avance de los de Feijóo, pretendiendo una delicada operativa para deshacer el nudo, dará con la solución amable, con el empeño en desatarlo olvidando que el mismo Zeus advirtió de alguna manera que si no es posible deshacerlo por las buenas, «montaba tanto» hacerlo de un corte seco, limpio y quirúrgico. Y esto pasa, no nos equivoquemos, por seguir acumulando apoyo democrático para, al gobernar, dar el corte sanador a la maraña decadente. Y Vox como definidor imprescindible de lo que hay que desechar.
Español e hispanófilo. Comprometido con el renacer de España y con la máxima del pensamiento para la acción y con la acción para repensar. Católico no creyente, seguidor del materialismo filosófico de Gustavo Bueno y de todas las aportaciones de economistas, politólogos y otros estudiosos de la realidad. Licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo y en Ciencias Políticas por la UNED