Asturias Liberal > Asturias > De la dimisión de Lydia Espina a la necesaria de Adrián Barbón. Una crisis en cadena

(Fotografía de portada: la ya exconsejera de Educación, Lydia Espina)

I. El ruido que ya no se puede tapar con titulares

Cuando el poder no puede ocultar los hechos, se dedica a desordenarlos.

En Asturias, sin embargo, ya ni eso. El desorden ha estallado como una reacción en cadena, y lo que durante meses fue una serie de tensiones dispersas —una protesta aquí, un malestar allá— se ha convertido en una secuencia imparable de conflictos públicos que no remiten ni con promesas, ni con gestos, ni con dimisiones.

Porque aquí no hablamos de malentendidos. Hablamos de decadencia. La dimisión de la consejera de Educación, Lydia Espina, es solo el último eslabón de esa cadena. Pero no es un caso aislado. Tampoco una salida estratégica. Es un síntoma, una señal clara de que algo se ha roto.

Y no solo en la Consejería de Educación. No solo en el Gobierno de Barbón. Sino en la forma en que se ejerce el poder y se administra lo público en Asturias. Cuando el relato ya no tapa la realidad, la realidad revienta. Y eso es lo que ha pasado.

II. Cuando el conflicto es estructural y no episódico

Los conflictos sociales suelen tener, al menos al principio, una forma localizada.

-Un hospital.

-Un colegio.

-Una línea industrial.

Pero los que ahora estallan en Asturias ya no responden a un problema puntual, sino a una lógica estructural. No son una gota que colma el vaso. Son el propio vaso resquebrajado.

Detrás de la huelga indefinida en la enseñanza —masiva, sostenida, respaldada en la calle por una manifestación que el domingo llenó Oviedo— hay mucho más que una hora lectiva más o menos.

Hay años de burocratización, de falta de apoyo, de decisiones incoherentes y de ninguneo profesional. Pero no se queda ahí.

  • -El sector sanitario teme un contagio, y no hablamos de virus.
  • -La plantilla del ERA calienta banquillo.
  • -Los Servicios Sociales sacan su lista de agravios.

Y la parálisis se extiende como un estado de ánimo. Porque esto ya no es un conflicto laboral: es una crisis institucional.

III. Cerredo, industria y el modelo “todo fachada”
La exconsejera de Transición Ecológica, Comercio e Industria, Belarmina Díaz. Dimitió tras el «caso Cerredo»

Todo comenzó mucho antes. Antes de la hora lectiva extra. Antes de la huelga. Antes, incluso, de que Lydia Espina se viera forzada a dimitir por «ataques que han traspasado lo racional y lo político«.

El verdadero origen de esta crisis hay que buscarlo en tres capas profundas del mal asturiano: la corrupción, la desindustrialización y el clientelismo.

El caso de Cerredo, con sus cinco muertos y su cadena de responsabilidades políticas ignoradas, es el ejemplo más claro de una administración que prefiere proteger el relato antes que depurar responsabilidades. El problema no es solo lo que ocurrió, sino la falta total de reacción ética, de asunción de culpas, de acto político real.

La respuesta fue cosmética, como tantas otras.

Mientras tanto, la política industrial se sigue guiando por una agenda tan incoherente como vacía:

-se cierran plantas sin plan alternativo,

-se aplaude cualquier reconversión «verde» sin analizar su impacto,

-se anuncian inversiones que nunca llegan o que se reducen a números sin sustancia.

Asturias pierde músculo productivo, pero gana en anuncios vagos. Los comunicados triunfan donde las fábricas cierran. Y en la base de todo, una red clientelar que solo garantiza que se siga haciendo lo de siempre: colocar, maquillar, posponer. El modelo del “todo fachada”.

IV. Lydia Espina, Belarmina Díaz… ¿y ahora quién?

Cuando las estructuras colapsan, las personas caen.

Lydia Espina ha dimitido. Antes lo hizo Belarmina Díaz, que dejó Industria. Y en cada caso, la causa oficial habla de razones personales, de desgaste, de mal clima.

Pero lo que no dicen los comunicados es lo evidente: están huyendo de una administración que ya no gobierna, sino que reacciona. Y mal. No hay un plan. Hay maniobras. Reordenaciones que no solucionan. Cambios de nombres que no abordan los problemas.

Lydia Espina cae tras un intento fallido de modificar la jornada escolar, que tuvo que ser revertido por el propio Barbón ante la presión sindical y mediática. Pero esa marcha atrás fue el detonante de una percepción general: este Gobierno no gobierna, simplemente recula cuando la cosa se tuerce.

En cualquier otra región, dos dimisiones de consejeras clave en plena legislatura generarían un terremoto político. Aquí, se gestionan como una molestia de agenda. Una nota de prensa. Una sustitución. Y se sigue. Como si no pasara nada. Pero pasa.

V. Las reivindicaciones como termómetro social

Que las protestas estén lideradas por funcionarios —docentes, personal del ERA, trabajadores sociales— es importante.

No porque sean sectores especialmente conflictivos, sino porque han sido históricamente los más disciplinados, los más institucionales, los que más se contenían. Y es que algo se ha roto de verdad.

Sus reivindicaciones tienen forma laboral, sí: reducción de carga burocrática, mejores retribuciones, plantillas reforzadas, más reconocimiento. Pero debajo hay algo más profundo: desafección. Pérdida de confianza. Conciencia de que lo público, tal como está gestionado, ya no garantiza ni calidad ni dignidad.

A eso se suma un entorno económico sin motor, una industria ausente, y una administración ocupada en parecer que hace, mientras la ciudadanía percibe que no se hace nada.

Asturias vive en una simulación de gobernabilidad que se deshace cuando se toca la pantalla.

VI. La bomba está encendida. ¿Y Barbón?

Adrián Barbón lleva semanas huyendo hacia adelante. Un día cede. Al siguiente reorganiza. Otro día guarda silencio. Mientras tanto, los conflictos crecen, se diversifican, se solapan. No son ya focos de protesta: son incendios cruzados.

Barbón prometió un gobierno estable, progresista, eficaz. Hoy tiene una administración en crisis, con tres consejeras dimitidas, una huelga indefinida en marcha y varios sectores preparando la suya.

Prometió diálogo, pero su Gobierno habla tarde y mal. Prometió cercanía, pero gobierna con el móvil y el tuit, ausente del terreno. Ya no quedan muchas salidas dignas. La reacción en cadena está en marcha y ni los relevos, ni las promesas, ni las mesas de negociación logran contenerla.

Porque no se trata de ajustar un punto en el decreto, sino de revisar el modelo entero. Si Barbón no puede gobernar, debe dejar paso. Si su Gobierno no tiene respuestas, debe dar la palabra a la ciudadanía.

Las elecciones anticipadas no son una amenaza: son una oportunidad para rearmar lo que ahora se descompone.

VII. La dignidad empieza por asumir los límites

No es fácil admitir que se ha fracasado. Pero más difícil aún es insistir en aparentar que no pasa nada cuando todo a tu alrededor se cae. Asturias necesita otra forma de gobernar. No es una cuestión de siglas, sino de verdad frente a relato, de gestión frente a propaganda, de presencia frente a excusa.

La dimisión de Lydia Espina es solo la primera señal de que el sistema está diciendo basta. Y si el presidente del Principado no escucha ese mensaje, lo siguiente será el colapso completo de su credibilidad. Los ciudadanos ya han empezado a moverse. Falta que lo haga quien, todavía, firma como jefe del Ejecutivo.

Y si no, que apague el reactor antes de que no quede ni edificio.


ENLACES RELACIONADOS:

1. Dimisión de Lydia Espina tras la huelga docente.

Lydia Espina ha presentado su dimisión irrevocable como consejera de Educación del Principado de Asturias, tras una multitudinaria manifestación de docentes en Oviedo y el inicio de una huelga indefinida en todas las etapas educativas no universitarias. En su carta de dimisión, Espina alegó un «enorme desgaste emocional y personal» debido a las protestas y críticas recibidas en las últimas semanas.

https://www.elconfidencial.com/espana/2025-06-02/dimite-consejera-educacion-asturias-huelga-profesores_4142424/

2. Dimisión de Belarmina Díaz tras el accidente en la mina de Cerredo

Belarmina Díaz, consejera de Transición Ecológica, Industria y Comercio del Principado de Asturias, ha presentado su dimisión irrevocable tras rendir cuentas ante el parlamento asturiano por el accidente en la mina de Cerredo que causó la muerte de cinco trabajadores el 31 de marzo. Su renuncia se produce en medio de crecientes críticas por falta de transparencia y dudas sobre el control y las licencias en la mina.

https://www.huffingtonpost.es/politica/dimite-consejera-asturiananalada-accidente-mortal-mina-cerredo.html

3. Huelga histórica en la educación asturiana.

Los sindicatos CCOO, UGT, SUATEA y CSIF han iniciado una «huelga histórica» en la educación pública de Asturias, con un seguimiento masivo. La principal causa del conflicto es la eliminación de la jornada reducida en junio y septiembre, lo que ha tensionado las relaciones entre docentes y la Consejería de Educación. A pesar de la rectificación del presidente Adrián Barbón, los sindicatos consideran insuficiente la medida y exigen mejoras laborales, incluyendo más personal docente y administrativo, mejores salarios y menos burocracia.

https://cadenaser.com/asturias/2025/05/27/los-sindicatos-desafian-a-la-consejeria-con-una-huelga-historica-en-la-educacion-asturiana-radio-asturias/

Asturias Liberal
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.