
Hay textos que retratan una época con más precisión que un informe del INE.
El artículo publicado por Francisco Álvarez-Cascos el pasado 4 de agosto en Asturias Liberal, titulado “Radiografía de la decadencia de Asturias”, no es solo un repaso lúcido a los datos del declive económico regional: es también una advertencia documentada y firme de alguien que conoce la región por dentro y que, a diferencia de muchos, no necesita impostar voz de autoridad. La tiene.
Desde una lista implacable de cierres industriales —Arcelor, Alcoa, Suzuki, Saint-Gobain, Vauste, HUNOSA, Vesuvius— hasta la identificación de las pocas empresas que resisten desde dentro —Masaveu, Reny Picot, Gondán, Armón—, el texto de Cascos no se limita a constatar el derrumbe: desvela su estructura.

Lo conecta con decisiones políticas, con climas fiscales, con traiciones institucionales. Y lo hace sin caer en la nostalgia.
Su enfoque es quirúrgico: Asturias no se muere, Asturias está siendo desmantelada.
Fiscalidad, muerte lenta
En esa radiografía que traza Cascos, el sistema fiscal aparece como uno de los venenos lentos que carcomen la iniciativa económica. Y no le falta razón.
El Impuesto sobre Sociedades (IS), con su tipo nominal del 25% (24% en el País Vasco), afecta de manera muy distinta según el tipo de empresa.
Las grandes multinacionales, que son las que primero huyen de Asturias, resisten al expolio fiscal vía deslocalización de beneficios o traslado de filiales.
Pero las empresas familiares, que mantienen sede y afecto en Asturias, no tienen esa opción: lo pagan todo aquí. Con tipos efectivos que oscilan entre el 12% y el 20% para pymes no blindadas, el IS se convierte en un freno directo a la reinversión productiva.
A ello se suma la mordida silenciosa del Impuesto de Sucesiones y Donaciones (ISD).
Como recordó Rodolfo Espina en su demoledor artículo del 17 de marzo en este mismo medio, más de 2.000 herencias fueron rechazadas en 2024 en Asturias por no poder afrontarse su coste fiscal.
No son los ricos quienes renuncian: son los herederos de viviendas modestas, de negocios familiares, de talleres y pequeñas explotaciones que, para conservar lo heredado, deben endeudarse o malvender.
No es fiscalidad progresiva: es un sistema diseñado para que el relevo generacional solo sea viable si hay patrimonio fuera.
Y no olvidemos las tarifas eléctricas. Mientras Europa alivia a sus industrias electrointensivas, España penaliza las asturianas con costes desorbitados.
ArcelorMittal lo ha dicho sin rodeos: producir aquí sale más caro que importar desde Asia. Nadie escucha. Solo se despiden empleos.
La trampa fiscal de Barbón

En ese contexto, el presidente Barbón vende como “vía fiscal asturiana” lo que no es más que una combinación de demagogia, opacidad y anestesia política.
- -Se prometen deducciones para las clases medias que apenas afectan a su factura real.
- -Se omite que las verdaderas losas —el ISD, la energía y la ausencia de incentivos a la inversión— siguen intactas.
- -Se simula justicia distributiva para encubrir incapacidad competitiva.
Y se hace todo ello con el lenguaje sobreactuado del buenismo recaudador: solidaridad, cohesión, redistribución. Palabras grandes. Efectos pequeños.
Como escribí en su día, subir impuestos, y más en una tierra despoblada y deprimida, no recauda: disuade.
En Asturias, cada gravamen adicional no castiga a los especuladores: asfixia a quien aún quiere quedarse.
Un PP sin fuerza para romper el bucle
El problema no es solo el gobierno. Es también la oposición. El PP de Álvaro Queipo ha sido hasta ahora incapaz de romper la lógica del chantaje solidario. Incapaz de construir un relato alternativo al de una competitividad con equidad porque temen parecer “insolidarios” si piden bajar el ISD o bonificar el IBI. Temen perder el voto “social” si denuncian el saqueo fiscal.
Y mientras titubean, el PSOE construye el relato emocional de una Asturias que necesita “aportar más para recibir más”, aunque ni reciba ni retenga.
La trampa está tendida. Y el PP, en lugar de romperla con datos, coraje y pedagogía, se limita a replicar en voz baja lo que el PSOE grita con altavoz.
Conclusión
La decadencia de Asturias no es un misterio. Está escrita con nombres de empresas cerradas, con cifras de herencias renunciadas y con tipos impositivos que castigan al que produce, al que transmite y al que arriesga.
Cascos lo ha dicho sin rodeos: la fidelidad territorial es hoy un acto heroico.
–Las empresas que se quedan, resisten.
–Las que se van, no miran atrás.
–Mientras tanto, el gobierno dibuja una Asturias imaginaria donde los impuestos son justicia y las renuncias son estadísticas.
–Y la oposición calla, por miedo a parecer dura, mientras la región se desangra suavemente.
No es el momento de equilibrios ni de matices. Es el momento de decirlo claro: si no cambiamos las reglas, no quedarán jugadores.
ENLACES RELACIONADOS:
1. “Radiografía de la decadencia de Asturias”. Francisco Álvarez‑Cascos
Análisis incisivo del declive industrial y económico de Asturias, con cierre de grandes empresas y solo unas pocas firmas familiares resistiendo. Cascos conecta ese deterioro con decisiones políticas y errores fiscales.
https://asturiasliberal.es/2025/08/04/radiografia-de-la-decadencia-de-asturias/
2. “Expolio fiscal en el impuesto de sucesiones, donaciones e IBI en Asturias”. Rodolfo Espina Gutiérrez
Denuncia de un sistema fiscal confiscatorio que provoca una elevada tasa de renuncias a herencias (21,8 % en 2024), penaliza a clases medias y pequeños empresarios mientras las élites evaden. Propone reducir impuestos para atraer riqueza y sostener el tejido productivo.
3. “Vía fiscal de Asturias: cómo salir del atolladero sin perder el rumbo». Joaquín Santiago Rubio
Metáfora fiscal potente sobre la situación asturiana: un laberinto sin señalización y decisiones tributarias que, lejos de incentivar, bloquean la inversión. Defensa de bajar impuestos como medida práctica para estimular la actividad económica.
4. Artículo técnico: “The Impact of Tax Policy on Economic Growth, Income Distribution, and the Allocation of Taxes”
Investigación académica que muestra cómo tasas impositivas altas reducen significativamente el suministro de capital y trabajo, distorsionan la asignación de recursos y frenan el crecimiento económico a largo plazo.

Español e hispanófilo. Comprometido con el renacer de España y con la máxima del pensamiento para la acción y con la acción para repensar. Católico no creyente, seguidor del materialismo filosófico de Gustavo Bueno y de todas las aportaciones de economistas, politólogos y otros estudiosos de la realidad. Licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo y en Ciencias Políticas por la UNED