
Conviene detenerse un instante, porque la demoscopia de The Objective con datos del CIS dibuja una foto nítida y, además, bastante fría: el PSOE cae por debajo del 17% del censo, mientras el PP y el Vox avanzan con paso constante; por tanto, la proyección electoral que Asturias Liberal dibuja no es un capricho, sino una tendencia.
1) El hecho inicial: el dato y la respiración
En julio de 2025, la estimación sobre censo sitúa al PP en el 24,4%, sitúa al PSOE en el 16,7%, sitúa al Vox en el 11,4%, y sitúa a Sumar en el 4,4%, mientras coloca a Podemos en el 2,9% y coloca a Se acabó la fiesta en el 1,3%. No es un telegrama, y no es una hipérbole; es la base desde la que respiramos el análisis. Y usted lo sabe: cuando la pendiente existe, la política necesita freno, necesita volante y necesita carretera.
2) La pendiente media y las proyecciones: la aritmética y la política
Entre 2023 y 2025, el promedio anual de variación de voto dibuja una pista clara, y la dibuja con precisión:
- – el PP crece +0,70 puntos por año,
- – Vox suma +1,40 con la misma frecuencia
- – mientras, el PSOE pierde −2,70 puntos anuales
- – y Sumar pierde −2,10 y Podemos pierde −2,85 cada año que pasa
- -además, SALF añade de la misma manera +0,65
De ahí que, si nada rompe la inercia, la mayoría absoluta se acerca por la derecha y la caída en plena fragmentación de la izquierda se perpetúa.
Con esa pendiente, la proyección 2026 coloca al PP en el 25,1% y coloca al Vox en el 12,8%, mientras deja al PSOE en el 14,0% y deja a Sumar cerca del 2,3%; por consiguiente, la traducción a escaños favorece un bloque de gestión más que un bloque de resistencia.
Y, con la misma lógica, la proyección 2027 sube al PP hacia el 25,8% y sube al Vox hacia el 14,2%, mientras baja al PSOE hacia el 11,3%, y mientras disuelve a Sumar y a Podemos en porcentajes residuales. En consecuencia, el hemiciclo se inclina, y el tablero deja de ser simétrico.
Todo un sueño para los de Abascal y una pesadilla para el PSOE que, no obstante, puede cambiar dependiendo de las curvas del camino.
Vale la pena recordarlo, porque el dato no vota, pero orienta; y porque la tendencia no es destino, aunque actúa como gravedad.
3) Los factores que mueven las curvas: la realidad y la gestión
A) Los sucesos externos.
Cuando aparece la corrupción o cuando aparece el “horizonte judicial”, la política no discute con la justicia, sino que discute con la confianza. Y, sin embargo, la confianza es el cemento del voto. Si afloran nuevas piezas del caso Cerdán o si se estrecha el cerco familiar, el efecto sobre el PSOE es alto y es negativo, porque la narrativa de transparencia se rompe, y porque la palabra “integridad” deja de estar disponible.
En paralelo, cuando llegan los desastres naturales, la atribución de culpa se reparte: si la gestión es autonómica, el golpe roza al PP; si la palanca es estatal —como en el apagón o como en el Cercanías—, el golpe alcanza a la Moncloa y, por tanto, alcanza al PSOE.
Por eso, el impacto de los fallos en infraestructuras nacionales es alto, y el impacto de desastres autonómicos es medio.
Y, además, cuando la economía aprieta, la épica se achica: si los datos manipulados del PIB engañan a la opinión pública, la contención del desgaste es media;
Si la realidad del repunte de la inflación y la caída de la productividad persisten en reducir el poder adquisitivo de los salarios, la erosión se acelera.
B) Las gestiones internas de los partidos políticos.
-La disputa entre Podemos y Sumar no es una guerra homérica, aunque ya parece una anécdota menor; es una fuga constante hacia la abstención. La probabilidad de continuidad es alta, porque la cultura de cooperación entre ambas formaciones es nula, y porque la identidad compite con la estrategia. En cambio, la convergencia real —con listas, con primarias y con un relato— tendría un impacto medio, y recuperaría parte del voto desmovilizado.
-En cuanto al PSOE, el deterioro organizativo tiende a crecer, y tiende a crecer con facilidad ya que Pedro Sánchez insiste hacer pasar su bótox demagógico por cirugía institucional y su descrédito total por épica antifascista.
Muy mal habría de hacerlo Feijóo para que la derrota socialista se vuelva evitable.
-Por su parte, el PP también paga cuando falla; pero, si aplica manual de prevención, manual de comunicación y manual de reparación, el coste suele quedar en medio-bajo.
-Y, en lo que respecta al Vox, la fidelidad es alta, y la captación de jóvenes descontentos es visible; no obstante, el exceso retórico sin credenciales de gestión y con su conocido despliegue de secretismo interno produce una erosión baja-media.
-Finalmente, el SALF de Alvise Pérez crece con paso corto, y crece con transversalidad multiofensiva; por ello, el impacto parlamentario puede ser medio si las circunscripciones medianas se alinean, condición poco previsible. Vox habría de hacerlo aún peor para que esto sucediera.
Como en toda verbena política, el decorado puede cambiar y los actores pueden repetir; pero, si la orquesta desafina, el público no baila. Y usted lo sabe.
En suma
La política que quiere calidez no es la política que evita la crítica, sino la política que la asume, la procesa y la convierte en mejora. Por eso, ya que el Gobierno de Sánchez no entrega resultados, continúa con el sectarismo y sigue empecinado en huir de la transparencia y de los bulos demagógicos, su pendiente se dobla con toda justicia. En 2026 veremos el intento, y en 2027 escucharemos el veredicto.
ENLACES RECOMENDADOS:
- The Objective – Explosión en el PSOE y pérdida de más de un millón de votos
- CIS – Barómetros y series para las encuestas oficiales
- Método D’Hondt – Reparto de escaños y efectos territoriales
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Español e hispanófilo. Comprometido con el renacer de España y con la máxima del pensamiento para la acción y con la acción para repensar. Católico no creyente, seguidor del materialismo filosófico de Gustavo Bueno y de todas las aportaciones de economistas, politólogos y otros estudiosos de la realidad. Licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo y en Ciencias Políticas por la UNED