
Nota preliminar: el término “MADRE”, usado aquí como figura que abarca múltiples roles, no pretende generar estereotipos ni confundirse con ninguna identidad personal ni incluir a personas reales o roles sensibles.
Anécdota en la cola de la compostela
Tras completar el Camino de Santiago, una hilera interminable de peregrinos aguardaba por la Compostela. A efectos estadísticos, el encuestador iba preguntando por la profesión:
administrativa, sus labores, amo de casa, jubilada, dependiente, cajera, docente, voluntario, diseñadora, ingeniera, médica, periodista, emprendedor, camarero, albañil, parado, auxiliar… y la sensación cómplice de que aquel inventario de oficios parecía infinito.
Entonces, le llegó el turno a una mujer. Dio un paso al frente y, con voz clara, respondió a la pregunta:
¿Profesión?: MADRE.
La algarabía se convirtió en silencio. En una milésima de segundo, cada presente —directa o indirectamente— se reconoció en esa palabra. MADRE parecía abarcarlo todo y nada a la vez: pasado, presente y futuro recogidos en una sola voz.
Un solo ser, todos los oficios
Porque MADRE es, a la vez,
- -Directora Financiera (economía doméstica),
- -Directora de RR. HH. (gestión de personal),
- -Directora de Compras (presupuestos y ofertas),
- -Jefa de Operaciones (coordinación diaria),
- -Diseñadora de interiores (optimización de espacios),
- -Investigadora de mercados (necesidades familiares),
- -Contable (cierres y seguimientos),
- -Responsable de Seguridad y Salud (enfermera, médica, prevencionista, masajista, curandera),
- -Coordinadora de eventos (celebraciones y logística),
- -Educadora de paz (psicología, socialización, negociación),
- -Técnica de logística (compras y suministros)…
Una lista interminable certificada por la Universidad de la Vida.
DEBE y HABER se funden en el sentido común maternal: “DEBE HABER”.
Humor y verdad contable
Alguien rompió la tensión con una broma: “eso explica por qué el presupuesto familiar siempre parece una novela de misterio”. Otra añadió: “si la maternidad fuera una carrera, en mi casa habría doctorados en gestión de portfolios domésticos”. La fila sonrió: ironía y reconocimiento compartido.
Oficio total, título tácito
Tras el largo peregrinaje, entre bostezos y suspiros, muchas comprendieron que, en ese instante, ser madre era el título que lo abarcaba todo. La habilidad de encadenar miles de roles con un solo pase de salida del museo de los oficios y de la vida misma.
Soft skills en registro “madre”
MADRE es la profesión que, sin currículum oficial, cubre todos los oficios del mundo y despliega —de serie— las llamadas habilidades blandas:
- Disponibilidad 24×7.
- Resolución de conflictos con diplomacia y humor maternal.
- Comunicación impecable: clara, concisa, directa y matizada.
- Liderazgo inclusivo: delega con confianza y reconoce a cada interlocutor.
- Gestión del tiempo: priorización y eficiencia sin parangón.
- Empatía: escucha activa y lectura situacional fina.
- Pensamiento estratégico: anticipación y planes de contingencia.
- Gestión de crisis: compostura, evaluación serena y decisión.
- Resiliencia sofisticada e invisible.
- Cortesía adecuada incluso a deshoras.
- Autocuidado: equilibrio entre exigencia y bienestar.
- Adaptabilidad: fluidez entre roles y contextos.
- Inteligencia emocional: motivación, autocontrol y sensibilidad de equipo.
- Negociación: acuerdos ganadores sin perder la compostura.
- Networking: alianzas discretas y conversaciones naturales.
Project manager de la vida cotidiana
En resumen, MADRE, sin título académico, actúa como una Project Manager aventajada: lidera proyectos complejos, acumula competencias, experiencia práctica y una red de apoyo que muchas redes formales querrían emular.
¿Profesión?: MADRE. No hay más preguntas, Señoría.

Consultor empresarial.
Germánico en organización, perseverante en las metas, pragmático en soluciones y latino en la vida personal.
¿Y por qué no?