En Asturias no chocan “dos estilos”, chocan dos lógicas: la de la empresa que coopera y la de la empresa que pretende el dominio a cualquier precio.
El desembarco de Indra en Asturias, políticamente patrocinado desde Moncloa y asumido sin rechistar desde el Gobierno Regional y la prensa beneficiada, ha despertado, una vez más, la sonrisa facilona de más de un bendecido por la candidez.
Pero cuando hablamos de la guerra empresarial Santa Bárbara vs Indra no hablamos de dos estilos complementarios, sino de dos lógicas que chocan:
- -la de la empresa que coopera con arraigo, trabajo y éxito con mérito propio
- -y la de la empresa que compite para dominar desde la política y a cualquier precio.
La fábrica frente al despacho
SBS-GDELS pisa con pies de fábrica.
-Inversión de 11,8 millones de euros en 2025,
-ampliación de +10.000 m² productivos
-y un centro logístico en Trubia con +7.000 m² en ejecución.
Con 395.000 m² de superficie total (102.500 m² cubiertos), es ya la compañía con mayor capacidad productiva de su sector en España.
Ha fabricado 127 barcazas del 8×8 Dragón en Trubia, con 40 vehículos en pruebas finales en Sevilla. Y mientras moderniza equipos y digitaliza procesos, ha incorporado 93 nuevos empleos sobre los 1.100 de base. No son promesas: son hechos.
La soberanía tecnológica no se decreta: se forja con soldadura, proveedores y empleo.
Además, integra. Santa Bárbara convoca en Trubia a más de 300 proveedores, según datos obtenidos desde la propia empresa. Todo un ecosistema que en 2024 generó 500 millones de euros y 30.000 empleos.
Su mensaje es claro: la soberanía tecnológica no se decreta desde un despacho, se construye con pymes allí donde estáasentada, con cadenas de valor, con cooperación territorial. En Asturias, GDELS-SBS actúa como tractor, no como depredador.
El patrón destructivo
Indra juega otra partida. No le interesa soldar, le interesa controlar. Cuando quiso comprar SBS-GDELS y no pudo, cambió de estrategia: de socio forzado a rival resentido.
Su operación de hacerse con el 51% de TESS Defence no es un gesto de coordinación, es una venganza corporativa que desplaza equilibrios para asfixiar al socio que se le resistió.
Y su desembarco en Asturias —con la compra de El Tallerón en Gijón— no responde a una visión cooperativa con Trubia, sino a una lógica de duplicar capacidades para dividir ecosistemas.
No es suma: es estrategia de destrucción de unos empleos para contratarlos a pocos kilómetros. Pero Santa Bárbara y su matriz no se dejan. Mucha historia de éxito y más de servicio para eso.
Multiplicar proveedores y empleos no es lo mismo que multiplicar maniobras de poder.
Lo que está en juego
La diferencia es abismal:
-SBS-GDELS multiplica proveedores y empleos.
-Indra multiplica maniobras de poder.
-SBS-GDELS abre la puerta a la industria local.
-Indra levanta murallas para controlarla.
-SBS-GDELS habla de soberanía tecnológica con barcazas entregadas.
-Indra habla de soberanía con acciones en un consejo.
Conviene detenerse un instante. Asturias no puede caer en el espejismo de que toda inversión es positiva por el mero hecho de serlo. Si la inversión se plantea como venganza, como intento de ahogar al competidor que se negó a ser comprado, lo que llega no es futuro, sino guerra fría empresarial.
La lección es clara. Una empresa que coopera convierte a Asturias en polo industrial. Una empresa que impone convierte a Asturias en rehén de su estrategia política.
Trubia lo demuestra con cifras y empleos. Indra lo confirma con su rastro: cada paso es un pulso de poder, no una alianza productiva.
En esta partida, Asturias elige: ecosistema industrial o campo de batalla corporativa.
ENLACES RECOMENDADOS
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Español e hispanófilo. Comprometido con el renacer de España y con la máxima del pensamiento para la acción y con la acción para repensar. Católico no creyente, seguidor del materialismo filosófico de Gustavo Bueno y de todas las aportaciones de economistas, politólogos y otros estudiosos de la realidad. Licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo y en Ciencias Políticas por la UNED