
Fotografía de portada: Adrián Barbón y Ángel Escribano en su reciente recepción institucional.
Cuando una “estrategia industrial” se pliega a la agenda de una sola empresa, deja de ser política pública para convertirse en gestión de expectativas ajenas. Si es industria deberá haber reglas; si es falsa promesa, bastará la foto.
La visita de Ángel Escribano a Asturias, tras la compra de El Tallerón, no fue protocolo: fue una declaración de jerarquía. El Presidente del Principado sonrió, la Cámara de Comercio aplaudió, y la partitura quedó clara: la supuesta “estrategia industrial” del Gobierno regional se subordinó a las necesidades de una firma.
Esto es tan crudo como exacto. Si el poder público abdica del timón, deberá admitirse que no está diseñando industria, sino alquilando su brújula.
Pleitesía editorial y política
El artículo de Carlos Paniceres (Cámara de Comercio de Oviedo) es la pieza más elocuente del cuadro: futuro, diversificación, milagro del derrame tecnológico… y una pleitesía explícita a Escribano y al consejero Borja Sánchez.
Si de política industrial seria hablamos, deberá hablarse de perímetros funcionales claros, gobernanza neutral, estándares abiertos, protección del tejido local y reglas de coexistencia entre grandes actores. Si todo eso se sustituye por entusiasmo, deberá admitirse que no hay estrategia: hay escenografía.
Paniceres afirma que la llegada de Indra “reforzará” a Santa Bárbara. Si el blanco fuese negro por decreto, también se llamaría luz.
Blanco y negro (sin trampas de lenguaje)
La secuencia real es tozuda:
– Indra compra El Tallerón después de que Santa Bárbara (GDELS-SBS) rechazara ser adquirida por Indra.
– Si el propósito es disputar a Trubia la fabricación de plataformas —cascos, torres, líneas de montaje de vehículos de cadenas y ruedas— no se pretende “complementar”; se pretende sustituir.
– Llamar a eso “sinergia” es maltratar el lenguaje.
– Si el líder histórico de plataforma terrestre en España pierde su núcleo productivo, deberá llamarse por su nombre: desplazamiento del centro de gravedad de la industria asturiana.
Qué pasa si se tolera la guerra industrial
Si a la Indra de Escribano se le permite seguir una estrategia agresiva contra Santa Bárbara sin límites ni reglas, las consecuencias serán comprensibles para cualquiera:
- – Habrá Retrasos: “pequeños” cambios en interfaces rompen compatibilidades → reensayos, certificaciones alargadas, hitos que se desplazan 12–18 meses. El Ejército espera y el contribuyente paga.
- – Se producirán sobrecostes: duplicar líneas por orgullo (logística, repuestos, equipos) encarece un 10–20% sin mejorar el producto. Es un impuesto oculto.
- – Las pymes asturianas resultarán estranguladas con exclusividades asimétricas y pagos a 120 días dejan al clúster sin caja. Menos inversión, más cierres.
- – El talento quedará volatilizado: guerra de fichajes, sueldos al alza y rotación que hunde la productividad.
- – La infraestructura quedará secuestrada: pista de pruebas en Cuencas y laboratorios de La Vega usados como palanca (“no hay turnos”, “mantenimiento”). Resultado: cuellos de botella.
- – La exportación, herida: socios europeos rehúyen del que trae la pelea desde casa. Se exigen garantías carísimas o se elige a otro.
- – La regulación de la producción, envenenada: quejas cruzadas en competencia y ayudas públicas (CNMC y Comisión Europea) traen condicionalidades y tiempos congelados.
- – Y una reputación que resultará dañada: la marca “España integra y entrega” se degrada a “España litiga y se retrasa”.
El final no será épico porque
– o habrá un armisticio forzado cuando el daño ya sea visible: infrautilización de la capacidad en Trubia y El Tallerón, tejido local debilitado),
– o habrá una victoria pírrica de uno que perderá fuera lo que presume dentro.
Si es industria deberá haber perímetros claros con directriz política, comunicaciones abiertas, infraestructura neutral y control público de indicadores. Si es suma cero, pagará Asturias.
Lo que sí es política industrial (y lo que jamás lo será)
Una política industrial seria no se firma con selfies. Se escribe con reglas:
- Acotar El Tallerón: prototipos, integración y MLU (modernización de media vida del vehículo).
- Producción en serie solo si Trubia no alcanzara o ante picos de exportación que exceden la capacidad regional.
- Primera oferta cruzada: si lidera Santa Bárbara, Indra tendría prioridad en electrónica/sensores; si lidera Indra, Santa Bárbara tendría prioridad en casco/torre.
- Estándares OTAN y controles comunes: “enchufe universal”, sin las chapuzas ni los boicots que pueden darse en esta guerra.
- Pista y laboratorios neutrales: gobernanza compartida, turnos y tarifas simétricas, bancos de ensayo comunes (electromagnéticos, ciber y climáticos).
- Anticlonación industrial: prohibido duplicar líneas críticas ya existentes sin justificar demanda y sin árbitro neutral.
- Ofertas conjuntas año a año, duplicidades evitadas, plazos de modernización reducidos, empleo cualificado neto creado.
Lo que nunca será política industrial es el aventurerismo de empresarios aventureros, demolición del tejido con regulación ecológica acrítica, impuestos asfixiantes y energía a precio suicida. Si se desea industria, deberán estabilizarse costes, deberán aligerarse trabas y deberá protegerse al que produce frente al que solo presenta.
Asturias primero
Escribano tiene su plan; Paniceres su entusiasmo; y el Presidente Barbón le dan la agenda redactada.
Pero lo que debe importarnos es que Asturias tiene un interés por encima de los miopes intereses y que no coincide con ninguno de los tres.
– Si el objetivo es industria real, deberá haber reglas.
– Si el objetivo es diversificación, deberá existir gobernanza.
– Si el objetivo es empleo de alto valor, deberá blindarse Trubia como líder histórico en plataforma terrestre e integrarse a Indra solamente en lo que puede sumar: C4ISR (mando, control, comunicaciones, computación, inteligencia, vigilancia y reconocimiento), optrónica, guerra electrónica, robotización y modernizaciones.
Si se confunde complementar con sustituir, deberá asumirse que se está sembrando una guerra industrial. Y si se siembra esa guerra, deberá saberse de antemano quién pagará la factura: Asturias.
El blanco es blanco y el negro es negro. Si alguien insiste en invertir los colores, deberá explicar por qué el espejo miente.
ENLACES RECOMENDADOS:
- Indra oficializa la compra de El Tallerón (Cinco Días)
- Indra elige Reicastro (Mieres) para la pista de pruebas (La Voz de Asturias)
- Acuerdo Indra–Hunosa para pista de 1.600 m (Infodefensa)
- Intervención de Carlos Paniceres sobre defensa (Cámara de Comercio de Oviedo)
- Despliegue de Indra en Asturias: Gijón, Mieres y La Vega (La Voz de Asturias)
- 127 barcazas del 8×8 Dragón fabricadas en Trubia (Infodefensa)
- Inversiones de GDELS-SBS en Trubia (Zona Militar)
- EM&E refuerza I+D en Avilés y planta en Asturias (EFE)
- Plan de inversión de Escribano en Avilés (IDEPA)
- Recepción de los primeros 8×8 Dragón (Cadena SER)

Español e hispanófilo. Comprometido con el renacer de España y con la máxima del pensamiento para la acción y con la acción para repensar. Católico no creyente, seguidor del materialismo filosófico de Gustavo Bueno y de todas las aportaciones de economistas, politólogos y otros estudiosos de la realidad. Licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo y en Ciencias Políticas por la UNED