Asturias Liberal > España > Ángel Escribano: muchas quejas y ninguna transparencia

“No hay peor transparencia que la del cristal blindado.”

Cada semana que pasa resulta más evidente: Moncloa ha decidido apadrinar a la Indra de los Escribano. No ya como contratista, sino como estructura industrial de poder.

El presidente Sánchez ha encontrado en esta alianza un doble rédito: control empresarial y decorado político.
El primero le garantiza influencia sobre la principal tecnológica de Defensa del país.

El segundo le permite exhibir ante la opinión pública una supuesta “reactivación industrial”, tejida con promesas para la ciudadanía y beneficios privados para los Escribano.
(elEconomista: “Moncloa debe mirar más allá de Indra”)

En román paladino: le otorgamos un “agradecimiento por el meritorio desempeño empresarial” con paraguas semimonopólico ofrecido desde Moncloa, para que nadie se resfríe en el chaparrón de dinero público.

Patrocinio político y rentabilidad privada

Los datos son tercos: los millones concedidos a Indra y a EM&E sin concurso público —resoluciones de Defensa y asignaciones con sello estatal— son prueba rotunda de esa doble rentabilidad política y económica.
El dinero fluye por la tubería del Estado; el mérito, en cambio, se publicita como “política industrial”. Y así, lo que debería ser competencia abierta, se transforma en un monopolio semipúblico bendecido por el poder.

En un mercado sano, el Estado arbitra; en un mercado tutelado, el Estado reparte cartas… y mira las manos.

Competencia anulada, calidad en riesgo

Esta anulación total de la competencia, además de contraria al espíritu europeo de libre concurrencia, traerá un daño colateral de largo alcance: la pérdida de calidad técnica en el armamento.

La excelencia no nace del favor político, sino de la competencia real.
Cuando los contratos se adjudican a dedo, las armas no se fabrican mejor: se fabrican más rápido… y peor.

La sobrevaloración de EM&E

A todo ello se suma el escándalo de la sobrevaloración de EM&E, la empresa privada de los Escribano, ahora en el punto de mira por la operación que permitiría que Indra —empresa semipública presidida por Ángel Escribano— compre a su propia empresa privada.

El cálculo es tan grotesco como el mecanismo: inflar la valoración de EM&E en 500 a 700 millones de euros para que la compañía que preside Escribano pague con dinero de todos por lo que ya le pertenece.
(Asturias Liberal: “Escribano fuerza a la semipública Indra…”)

Una operación que, de confirmarse, sería el ejemplo perfecto de cómo convertir la “colaboración público-privada” en autopista de enriquecimiento personal.

Si el árbitro compra el estadio y pita sus propios penaltis, no hablen de fútbol: hablen de régimen.

La queja y el silencio

La paradoja es que el propio Ángel Escribano, en una reciente entrevista, se quejaba de los medios “críticos” —entre ellos Asturias Liberal—, cuando precisamente este medio le ofreció la oportunidad de explicarse y responder a las preguntas enviadas a su agencia INDIE, dirigida por Miguel Gómez Arrojo, su colaborador más próximo en comunicación.
(La Vanguardia: Entrevista a Ángel Escribano)

Y conviene recordarlo: las preguntas no eran inquisitoriales, sino profesionales. Entre ellas:

  • ¿Cuál es el canal operativo real de Indra con Moncloa, Industria y Economía para ejecutar el Plan Industrial y Tecnológico de Defensa?
  • ¿Qué grado de conexión mantienen los Escribano con Juan Francisco Martínez de la Rocha (Presidencia del Gobierno)?
  • ¿Qué cortafuegos técnicos separan las decisiones industriales de las directrices políticas?

Preguntas razonables, transparentes, documentadas. Tras un primer gesto de colaboración, la respuesta fue el silencio.

-Ni una palabra más de INDIE.
-Ni una aclaración de Escribano.

Y ese silencio —más que cualquier comunicado— es la prueba del oscurantismo que rodea al actual presidente de Indra: oscurantismo en contratos, valoraciones y vínculos con el poder que lo ampara.

Porque cuando quien preside una empresa semipública utiliza su cargo para venderse a sí mismo un activo inflado con el beneplácito del Gobierno, ya no hablamos de estrategia industrial.
Hablamos de prevaricación moral.
Y cuando el silencio se vuelve método, el rumor se convierte en certeza:
Moncloa no mira a Indra como empresa tecnológica, sino como extensión de su poder económico.

Conclusión: si el “nuevo modelo industrial” consiste en blindar un paraguas semimonopólico para premiar a los afines, la lluvia no fecunda: inunda.


ENLACES RECOMENDADOS
  1. ElEconomista — “Moncloa debe mirar más allá de Indra”
  2. Asturias Liberal — “Escribano fuerza a la semipública Indra a pagar de 500 a 700 millones más por su propia empresa”
  3. La Vanguardia — Entrevista a Ángel Escribano
Asturias Liberal
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