Imagen de portada: el monclovita, Manuel de la Rocha, continúa respaldando a los hermanos Escribano. Por contra, la titular de Defensa duda de la capacidad industrial de Indra-EME. Gentileza de Hispanidad.
Margarita Robles lo confirma. Por eso y por mucho más, Asturias debe dejar de escuchar los cantos de sirena de unos hermanos que llegan a ella —como tantos antes— para lo de siempre: defraudar las esperanzas.
La historia se repite con una obstinación casi lírica. Una empresa familiar, Escribano Mechanical & Engineering, ha logrado situarse en el centro del tablero industrial de España gracias a una operación que huele más a privilegio que a estrategia.
Y lo hace con un acompañamiento político de lujo: Pedro Sánchez, Manuel de la Rocha y una parte de la dirección de Indra, que han decidido presentar la compra de EM&E como la piedra angular de un supuesto campeón nacional de la defensa.
En realidad, es un proyecto endogámico, pensado para inflar un relato y consolidar poder.
Un negocio familiar con dinero público
Indra, empresa semipública con participación de la SEPI, se dispone a pagar un sobreprecio de cientos de millones por una compañía cuyo crecimiento se explica por su cercanía al poder político.
Los hermanos Escribano no son innovadores ni estrategas globales: son los nuevos intermediarios de un modelo que confunde la influencia con el talento.
Han levantado su reciente imperio al calor de los contratos públicos y ahora pretenden consagrarlo con fondos del contribuyente.
La maniobra sería digna de estudio si no fuera tan vieja. Quien controla la empresa pública utiliza su posición para comprar —a precio inflado— su propia empresa privada.
Quien debería velar por el interés del Estado, lo diluye en un espejismo financiero.
Y mientras tanto, los altavoces oficiales repiten la cantinela del “campeón nacional”, ese amuleto retórico que justifica cualquier abuso con la bandera por delante.
El precio de la fusión
El coste estimado de la operación ronda los 1.500 millones de euros, una cifra muy por encima de lo que reflejan los balances de EM&E.
Sus beneficios son volátiles, su flujo de caja es mínimo y su deuda supera los cien millones.
Aun así, el Estado pagará más, mucho más, porque lo que se compra no es una fábrica, sino un relato político.
Un relato con la firma de Moncloa y la voz de De la Rocha, que desde la Oficina Económica de la Presidencia actúa como padrino financiero de los hermanos Ángel y Javier Escribano.
La operación no es industrial: es política pura.
Margarita Robles, la voz incómoda
En medio del coro de adhesiones, Margarita Robles, ministra de Defensa, se ha atrevido a decir lo evidente: que la fusión no tiene sentido estratégico. Y el elefante en la habitación del que ya todos hablan no es otro que Escribano es un negocio familiar disfrazado de gran industria.
Su oposición es más un gesto de lucidez que una rebelión.
-Robles sabe —como lo sabe todo el sector— que esta integración no suma capacidades, sino problemas.
-Que detrás de los discursos sobre soberanía se esconden distorsiones, conflictos y un juguete de poder montado por Sánchez y De la Rocha.
-Que lo que se presenta como una modernización es, en realidad, una absorción política de una empresa pública para blindar el control del Gobierno sobre la industria de defensa.
Su resistencia ha abierto un pulso dentro del Ejecutivo. Mientras Moncloa impulsa la operación con urgencia, Defensa teme las consecuencias:
- -retrasos en los programas de armamento,
- -inestabilidad contractual
- -pérdida de credibilidad frente a los socios europeos.
Robles, con la experiencia de quien conoce el terreno, ve lo que todos ven: que la fusión servirá más para colocar piezas del poder que para reforzar la seguridad del país.
El espejismo del campeón
España no necesita más campeones inventados. Ya hemos visto demasiados “gigantes” que se derrumbaron en cuanto se agotó la subvención.
La grandeza industrial no se mide en metros cuadrados ni en notas de prensa, sino en innovación, autonomía y capacidad de exportar tecnología real.
En eso, Santa Bárbara, competidor directo de Escribano, da una lección silenciosa: ha firmado contratos internacionales, ha desarrollado tecnología propia y ha demostrado que se puede crecer sin pedir permiso político.
Mientras Santa Bárbara produce resultados, los Escribano producen titulares.
El clientelismo como política industrial
El caso revela un patrón.
Cuando un gobierno utiliza una empresa pública para premiar a un aliado privado, el problema no es solo ético: es estructural.
El mercado deja de asignar recursos y el poder los reparte.
La competencia desaparece, la innovación se frena y los profesionales con talento se marchan.
El resultado es una economía que envejece por dentro aunque aparente moverse.
La defensa nacional debería ser un ámbito de excelencia técnica, no un feudo de favores.
Cada euro invertido en ese sector debe traducirse en capacidad real, no en influencia.
Pero mientras las decisiones se tomen con criterios políticos de baja estofa, el sistema seguirá confundiendo el mérito con la obediencia.
El reflejo europeo
Mientras tanto, Alemania refuerza su industria con procesos de evaluación rigurosos y contratos sujetos a resultados.
Allí, el patriotismo industrial se expresa en la eficiencia. Aquí, en el relato.
Y mientras los países que saben planificar consolidan alianzas internacionales, España improvisa una estructura pesada, politizada y dependiente. No hay autonomía en eso, sino dependencia del favor.
Asturias, lección y advertencia
Asturias, que ha sufrido en carne propia los efectos de las promesas vacías y de los proyectos-bandera que nunca despegaron, no puede permitirse otro engaño.
La región conoce bien a los salvadores de última hora: llegan con fanfarria, hablan de empleo y futuro, y se van dejando deudas, silencios y desencanto. Los hermanos Escribano pertenecen a esa especie.
Su desembarco en el norte no busca industria, busca legitimidad. Pretenden usar la épica de Asturias —su peso simbólico en la industria española— para lavar con poesía un negocio privado.
Sería un error que las instituciones asturianas participaran de ese teatro. El Principado no necesita banderas huecas ni campeones de artificio.
Necesita inversiones reales, tecnología propia y empresas que produzcan valor, no titulares.
El fondo del problema
Lo grave no es que exista un grupo empresarial que busque maximizar su posición. Eso es legítimo. Lo grave es que el Estado se preste al juego y lo financie.
- -Que el dinero público sirva para resolver ambiciones personales.
- -Que un gobierno use la política industrial como instrumento de fidelización.
- -Y que el contribuyente financie un experimento cuyo éxito solo se mide en poder acumulado.
Cuando los que gobiernan se enamoran de su propia propaganda, el resultado siempre es el mismo: ineficiencia, opacidad y descrédito.
La defensa nacional no se fortalece con obediencia, sino con talento y rigor.
Y ninguno de esos valores figura en el balance de Escribano Mechanical & Engineering cuando se ponen a hacer las armas que otros fabrican mejor.
Epílogo
La nación entera, y especialmente regiones como Asturias, debería mirar este episodio como lo que es: un síntoma. Un espejo donde se refleja la confusión entre lo público y lo privado, entre la política y el negocio.
-No hay campeón nacional que nazca de ese barro.
-Hay, en cambio, una lección: cada vez que el poder promete soberanía, conviene mirar el contrato.
-Porque detrás de cada patriota de laboratorio suele esconderse un beneficiario con factura.
El verdadero mérito no necesita relato. Y el verdadero campeón, cuando llegue, no lo anunciarán los ministros: lo reconocerán los mercados y los ingenieros.
ENLACES RECOMENDADOS
- La compra de EM&E por Indra podría suponer una sobrevaloración de hasta 700 millones de euros — Asturias Liberal
- Indra activa un “war room” para frenar la compra de Sapa por Escribano — El Confidencial
- El Gobierno impulsa la fusión Indra–Escribano con el apoyo de Manuel de la Rocha — El Debate
- Hacienda abre inspección al accionista crítico con la operación — El Debate
- Alemania refuerza a GDELS como contratista principal de blindados — El Conciso
- Sapa suministrará transmisiones para 7.000 blindados del Ejército de EE.UU. — Infodefensa
- Indra. Pulso entre Margarita Robles y Manuel de la Rocha — Hispanidad
- El caso Escribano — ABC

Español e hispanófilo. Comprometido con el renacer de España y con la máxima del pensamiento para la acción y con la acción para repensar. Católico no creyente, seguidor del materialismo filosófico de Gustavo Bueno y de todas las aportaciones de economistas, politólogos y otros estudiosos de la realidad. Licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo y en Ciencias Políticas por la UNED