Fotografía de portada: la ministra Margarita Robles, el presidente Adrián Barbón y la vicepresidenta de la Junta, Celia Fernández, en primera fila. Atras, el presidente de Otea, José Luis Álvarez Almeida; la portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, Reyes Maroto; el director de la Oficina Económica, José Antonio Sicre y los consejeros asturianos de Ciencia y Ordenación del Territorio, Borja Sánchez y Ovidio Zapico. Efe
«Cuando no hay proyectos, se inauguran oficinas. Y si falta seriedad, siempre queda una gaita.»
La noticia se celebró con redoble de titulares y gaita en la puerta: el Principado inauguraba en Madrid su nueva Oficina Económica. Hubo ministros, hubo cámaras de comercio, hubo aplausos; faltaron proyectos. En el estrado, se habló de “porvenir prometedor”. En la calle Serrano, se alquilaron metros cuadrados. En Asturias, el tiempo siguió parado en los hechos y activo en las promesas. Una historia eternamente repetida de humo y rosas.
La ceremonia
El relato oficial promete “punto de encuentro” y “captación de inversiones”. La música es solemne; la partitura, conocida. Mientras el Principado corta la cinta de un despacho madrileño, el tejido empresarial se encoge un −6,5% desde 2017, la innovación apenas roza el 1% del gasto nacional y la región suma más de 121.000 habitantes perdidos desde 1982. Gaitas en Madrid; silencio estadístico en casa.
Representación del poder no es poder: es decorado.
Los datos que no tocan la gaita
El informe Asturias Económica 2025 deja luces y sombras: PIB +2,8% en 2023, desempleo 9,26% (mejor que España) y superávit exterior. Pero el motor es corto: menos empresas, IPI (Índice de Producción Industrial) por debajo de la media, dependencia de metalurgia en exportaciones y poca tracción innovadora. Crecemos en papeles, no en proyectos.
Lo que sí funcionó

Asturias ya probó otra receta. Cuando Cascos fue ministro, la región ganó lo que ahora se teatraliza: A-66 sin peajes, Variante de Pajares en marcha, ampliación del Musel desbloqueada, tramos de A-8 y A-64 cosidos. Aquello no fue una oficina: fue poder efectivo. Se planificó, se ejecutó y se conectó el territorio. Después llegaron los retrasos, los sobrecostes y la ZALIA como metáfora inmóvil.
Entre 2000 y 2004 hubo dirección; entre 2004 y 2025 hubo deriva.
La ecuación que nadie desmiente
Cuanto más engolada sea la oficina en Madrid, más se evidencia la impotencia política en Asturias. Si de verdad se quisiera “estar donde se decide”, la experiencia enseña el camino: menos despacho, más decisiones. Menos gaitas, más obra útil. Porque el problema no es la distancia con Madrid, sino la desconexión con nosotros mismos.
Así que sí, élites impostadas de Asturias, cierren otra vez la oficina y para siempre. Porque tan inservible e impostada será como antes lo fue.
La región conserva activos: industria (22,6% del VAB), balanza comercial a favor, inversión extranjera al alza. Pero sin una idea de región —sin prioridad, calendario y responsables— todo se quedará en actos con banda sonora. Y a cada gaitero que suena en Serrano, otro taller apaga la luz en Avilés.
El día que Asturias recupere propósito, no harán falta más gaitas: se oirá el ruido de las obras y los engranajes.
ENLACES RECOMENDADOS
- LNE – Cobertura de la inauguración de la oficina del Principado en Madrid (artículo específico de LNE sobre la sede)
- La Voz de Asturias – Asturias estrena sede permanente en Madrid
- La Voz de Asturias – Mayor pérdida porcentual de habitantes
- INE – Indicadores de PIB, EPA e IPI
- SADEI – Indicadores industriales de Asturias

Español e hispanófilo. Comprometido con el renacer de España y con la máxima del pensamiento para la acción y con la acción para repensar. Católico no creyente, seguidor del materialismo filosófico de Gustavo Bueno y de todas las aportaciones de economistas, politólogos y otros estudiosos de la realidad. Licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo y en Ciencias Políticas por la UNED