Fotografía de portada: central de ciclo combinado que construía Duro Felguera en Djelfa, Argelia.
La ejecución de los avales por parte de Sonelgaz devuelve a Duro Felguera a la zona de turbulencia: la provisión genérica de 99 millones ofrece cierto colchón contable, pero no evita el impacto real sobre caja y reputación.
Sucedió sin estruendo, pero con la gravedad de los hechos que no admiten aplazamiento. Sonelgaz ejecutó los avales del proyecto de Djelfa por 54,8 millones de euros, en mitad de un proceso de negociación que, sobre el papel, debía evitar precisamente eso. Para Duro Felguera, el golpe no fue tanto una sorpresa contable como una herida política y reputacional: el cliente argelino, socio en litigio desde hace años, decidió pasar de la cortesía al cobro.
El contexto: de la suspensión a la ejecución
El contrato original, firmado en 2014 para levantar una central eléctrica de ciclo combinado en Djelfa, llevaba meses suspendido —desde junio de 2024— y en abril de 2025 ambas partes habían firmado un memorando de entendimiento para buscar una salida pactada. Sin embargo, Sonelgaz activó las garantías sin previo aviso. Lo hizo mientras todavía se discutía la vía arbitral por una reclamación mucho mayor, de más de 400 millones de euros, en la que cada gesto cuenta como un anticipo de guerra.
Duro Felguera sostiene que la ejecución de los avales no altera su proceso de reestructuración ni pone en peligro la homologación judicial del plan, porque la contingencia estaba incluida dentro de una provisión genérica de 99 millones. Es cierto: esa cifra aporta un punto de tranquilidad y demuestra que la empresa había contemplado posibles contingencias en Argelia y otras geografías problemáticas. Pero también es verdad que no se trataba de una previsión expresa de la decisión concreta de Sonelgaz. El dinero, previsto o no, sale. Y cada millón ejecutado es una merma de caja real, no teórica.
La provisión amortigua el golpe, pero no lo evita: la liquidez disminuye y la reputación se resiente en el momento más delicado de la empresa.
Impacto financiero y reputacional
Esa reducción de liquidez, aunque absorbible en términos contables, reviste importancia para los acreedores, que ven cómo una parte del margen de seguridad se consume antes de tiempo. Y no solo eso: la ejecución deja una cicatriz reputacional en un momento en que Duro Felguera intenta recuperar credibilidad ante bancos, instituciones y posibles nuevos clientes internacionales. Un cliente estatal que ejecuta avales envía al mundo industrial una señal incómoda: la desconfianza se ha vuelto contractual.
El mercado, que había recibido con euforia el anuncio del plan de reestructuración y la salida del preconcurso en octubre, ha acusado el impacto de la noticia. Las acciones de Duro Felguera, que venían de subidas notables, entran ahora en terreno de sospecha: los inversores se preguntan si la empresa mantiene intacta su hoja de ruta o si deberá revisar plazos y necesidades de financiación. La paradoja es cruel: cuanto más había mejorado la narrativa, más visible resulta ahora la fragilidad.
El tablero bursátil: entre la cautela y la confianza
Los analistas coinciden en que la reducción de pérdidas a la mitad en el primer semestre de 2025 fue un buen síntoma, pero no suficiente para sostener una revalorización si la compañía no logra blindar su flujo de caja. Porque lo que está en juego ya no es solo el litigio con Argelia, sino la credibilidad del plan global de Duro Felguera. Las próximas semanas serán decisivas para saber si la empresa puede contener el impacto y mantener la confianza de su red financiera.
El episodio de Djelfa reordena prioridades:
- Liquidez y defensa jurídica: la empresa deberá desplegar recursos inmediatos para cubrir la ejecución y, al mismo tiempo, sostener su posición en el arbitraje.
- Comunicación transparente: no bastará con insistir en que “todo estaba previsto”; habrá que detallar plazos, cuantificar el efecto neto y aclarar cómo se preserva la caja operativa.
- Reputación y contratos futuros: los grandes proyectos internacionales se mueven por percepciones: un ejecutor ejecutado inspira menos confianza que un contratista que cumple sin sobresaltos.
En bolsa, la confianza es un músculo que se fatiga rápido y se recupera despacio. La empresa había vuelto al gimnasio en octubre. El caso Djelfa le ha puesto peso extra en la barra.
El análisis bursátil apunta a un patrón clásico: tras un repunte de confianza por noticias estructurales (reestructuración, reducción de pérdidas), el mercado reacciona con prudencia ante eventos imprevisibles. A corto plazo, el valor se moverá entre la cautela y la desconfianza. A medio plazo, dependerá de cómo Duro Felguera demuestre que puede absorber el golpe sin alterar su calendario de pagos. A largo plazo, lo que importe no será la provisión contable, sino la capacidad real de la empresa para reconstruir su solvencia industrial y su reputación internacional.
En resumen: la provisión de 99 millones fue un buen chaleco, pero el disparo ha sido real. Y aunque el impacto no atraviese el corazón financiero de la empresa, la pérdida de oxígeno y de imagen puede dejarla con la respiración entrecortada. Duro Felguera ha demostrado previsión; ahora le toca demostrar resistencia. Porque las provisiones contables cubren cifras, pero las empresas se salvan —o se hunden— por confianza.
ENLACES RECOMENDADOS:
- Bolsamanía | Duro Felguera sufre la inesperada ejecución de los avales del proyecto de Djelfa
- Europa Press | Sonelgaz ejecuta de forma inesperada los avales del proyecto de Argelia
- MarketScreener | Análisis bursátil tras la ejecución de avales
- Investing | Duro Felguera reduce pérdidas a la mitad en el primer semestre de 2025
- Duro Felguera. Momento decisivo para una empresa al borde del giro estratégico
- Días de infarto para que Duro Felguera deje atrás su conflicto en Argelia

Español e hispanófilo. Comprometido con el renacer de España y con la máxima del pensamiento para la acción y con la acción para repensar. Católico no creyente, seguidor del materialismo filosófico de Gustavo Bueno y de todas las aportaciones de economistas, politólogos y otros estudiosos de la realidad. Licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo y en Ciencias Políticas por la UNED