Duro Felguera ha cambiado de piel: la empresa sigue siendo asturiana y cotizada sobre el papel, pero el poder real, el capital y la estrategia apuntan cada vez más claro hacia un único centro de decisión.
En menos de dos años, Duro Felguera ha vivido una metamorfosis que va mucho más allá del lenguaje corporativo, las juntas extraordinarias o las notas a la CNMV.
Lo que está en juego es simple: quién controla la empresa, cómo se ha producido ese desplazamiento de poder y qué futuro espera a los accionistas minoritarios tras la nueva reestructuración.
El relato oficial habla de continuidad, estabilidad y apertura internacional. El relato real es otro: un cambio de hegemonía cuidadosamente ejecutado.
El nuevo tablero del poder
La estructura actual del consejo de administración refleja con claridad quién sostiene la gobernanza y quién la interpreta.
El presidente, Eduardo Espinosa, economista mexicano con trayectoria en la administración pública de su país, no es una figura simbólica: combina legitimidad técnica con alineación directa con el inversor mayoritario.
A su lado, el vicepresidente Jaime Isita, consejero dominical y brazo operativo del Grupo Prodi, es la pieza clave del rompecabezas. Lleva la voz cantante en estrategia internacional, encaje financiero y ejecución del plan. La salida del otro inversor relevante —Mota-Engil— ha dejado a Isita como único representante dominante del capital extranjero.
Les acompaña un trío de consejeros independientes de trayectoria sólida (Tejero, Zueco, Mota Pinto), diseñados para aportar solvencia institucional, pero sin fuerza para alterar mayorías. Su papel es de supervisión técnica, no de contrapeso de poder.
Y en un extremo del tablero, los consejeros externos de SEPI, Hernández y Alves, cuya misión real es vigilar el cumplimiento del rescate público, no condicionar el futuro societario. Su presencia estabiliza la narrativa política, pero no altera la dirección estratégica.
El resultado es nítido: la gobernanza es multinivel, pero el control es monocéntrico. Prodi manda; el resto acompaña.
Accionariado: del equilibrio tenso a la hegemonía práctica
El paso más relevante —y menos analizado públicamente— ha sido la salida de Mota-Engil del capital. El consorcio portugués-mexicano que en 2023 entró como socio “gemelo” de Prodi, hoy es historia. Sus acciones fueron amortizadas en la operación acordeón y su representación en el consejo es ya prescindible.
Eso deja al Grupo Prodi como dueño práctico de Duro Felguera, con una participación que, tras ampliaciones, capitalizaciones y quitas, se sitúa de forma no oficial entre el 70% y el 80%. La cifra final variará con las próximas emisiones, pero el control es absoluto.
Por debajo aparece el free float minoritario, un mosaico de miles de pequeños inversores que han visto cómo su peso pasa de ser parte de un 45% compartido a un porcentaje simbólico.
Ese mosaico sigue existiendo porque debe existir: una exigencia de SEPI para mantener la condición de cotizada mientras el rescate siga vivo.
La pregunta clave: ¿qué intención real hay respecto a los minoritarios?
Aquí está el punto más delicado, y también el más decisivo para entender el futuro societario de la empresa. El mantenimiento del pequeño accionista no ha sido una elección voluntaria, sino una obligación regulatoria. La SEPI dejó claro que la empresa debía seguir cotizada para preservar la arquitectura del rescate.
Sin minoritarios → no cotización → no cumplimiento → problema regulatorio.
Pero la pregunta relevante no es por qué siguen ahora, sino qué ocurrirá cuando el corsé del rescate desaparezca. Y la respuesta, observando la estructura del plan, es bastante clara: los minoritarios están en vía de extinción progresiva.
El pequeño accionista permanece en el mapa por obligación técnica, no por convicción estratégica.
Los mecanismos de la dilución: matemáticas del poder
1. Dilución por ampliaciones sucesivas. Cada inyección de liquidez suscrita por Prodi aumenta su peso y erosiona el porcentaje de free float. Es matemática pura. Y como la compañía necesita capital para sostener operaciones y reflotar su ingeniería internacional, las ampliaciones no han terminado.
2. Dilución por capitalización de deuda. Prodi no solo aporta capital: también presta. Y esos préstamos tienen una ruta preferente: convertirse en acciones. La conversión de deuda en capital es un mecanismo impecable para reforzar el control sin recurrir a OPAs formales.
3. Valor residual del los minoritarios. Con un precio de acción extremadamente bajo y una liquidez mínima, el accionariado minoritario pierde capacidad de influir y de movilizarse.
Su función real es mantener la ficción de empresa cotizada mientras Prodi consolida estructuras internas.
4. El horizonte probable: la OPA de exclusión.
Una vez cumplidas las obligaciones con SEPI y asentada la nueva arquitectura financiera, la salida lógica es una OPA de exclusión a precio reducido. Dejará de ser una empresa cotizada.
No por hostilidad, sino por eficiencia: gestionar una cotizada es más caro, más visible y más normativizado que gestionar una filial privada dentro del conglomerado de Prodi.
Los indicios que apuntan a ese movimiento son claros:
- •concentración creciente del capital,
- •estructura de consejo alineada con el accionista dominante,
- •salida del segundo socio industrial,
- •dependencia absoluta de financiación y avales de Prodi,
- •y narrativa pública orientada a “reconstrucción estable”, típica de fases previas a una privatización total.
Nada obliga legalmente a Prodi a mantener minoritarios una vez pasado el puente del rescate. Y todo apunta a que no los querrá mantener.
Conclusión: empresa cotizada, poder concentrado
Duro Felguera mantiene su estructura formal de sociedad cotizada, con una gobernanza plural y un mosaico de accionistas. Pero en la práctica:
- •el poder ejecutivo es mexicano,
- •el capital es mayoritariamente mexicano,
- •el rumbo estratégico es mexicano,
- •y la continuidad del minoritario es una figura temporal.
El plan de reestructuración ha sido presentado como un rescate disciplinado. Y lo es. Pero también es la consolidación de un cambio de dueño que ya no admite interpretaciones: Prodi no solo ha tomado el mando, sino que ha puesto los raíles para una exclusión bursátil futura cuando la normativa lo permita.
La empresa sigue siendo cotizada, pero ya no es plural: la votación está repartida, pero el poder ya no lo está.
Enlaces recomendados
- Web corporativa de Duro Felguera
- Ficha de Duro Felguera en la CNMV
- Información económica sobre Duro Felguera en Europa Press Asturias
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Español e hispanófilo. Comprometido con el renacer de España y con la máxima del pensamiento para la acción y con la acción para repensar. Católico no creyente, seguidor del materialismo filosófico de Gustavo Bueno y de todas las aportaciones de economistas, politólogos y otros estudiosos de la realidad. Licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo y en Ciencias Políticas por la UNED