Asturias Liberal > Economía > Indra (I). La desordenada aventura de Escribano y las desconfianzas del poder

Fotografía de portada: José Vicente de los Mozos y Ángel Escribano 


La “aventura Escribano” ha dejado de ser un movimiento industrial para convertirse en un caso de estudio sobre cómo la política, los recelos internos y una ambición pueril pueden comprometer la estabilidad de una empresa estratégica.

En Asturias Liberal ya advertimos que la “aventura Escribano” no era un simple movimiento empresarial. Era un intento ambicioso de penetrar en el núcleo duro de la industria de defensa española apoyándose en dos palancas simultáneas:

  • •La proximidad de Javier Escribano con Manuel de la Rocha, asesor económico de Pedro Sánchez.
  • •La figura de José Vicente de los Mozos dentro de Indra, puente natural entre Escribano y el Consejo.

Ese doble respaldo otorgó a Escribano una sensación de viento a favor… quizá demasiado. El intento posterior de asegurar su posición para “el día después del PSOE” ha terminado activando todas las alarmas del Estado.

El apoyo inicial: Manuel de la Rocha como avalista político

No se puede entender la irrupción reciente del grupo Escribano sin mencionar el papel de Manuel de la Rocha, una de las figuras más influyentes del entorno económico de Sánchez.

De la Rocha:

  • •Impulsó la idea de integrar capacidades industriales nacionales.
  • •Consideraba que Escribano aportaba agilidad y músculo tecnológico.
  • •Avaló que su entrada en Indra fuese un movimiento razonable.

Con ese respaldo, Escribano avanzó con rapidez. Pero la jugada siguiente cambió la percepción en Moncloa.

Cuando Escribano intenta ganar posición para un eventual cambio de ciclo político, Moncloa deja de verlo como aliado y empieza a verlo como riesgo.

El primer giro: Moncloa detecta una jugada para “el día después”

El intento de promover a una consejera próxima al PP —a través de de los Mozos— en un momento de fuerte desgaste del PSOE activó un instinto básico en el Gobierno:

“Esto ya no es industria: esto es posicionamiento político interno.”

En una empresa de defensa, esa jugada es percibida como una amenaza. Ningún Gobierno permite que un actor privado facilite una vía de influencia a la oposición dentro de una empresa estratégica.

El segundo giro: Hacienda y SEPI frenan en seco

El vector decisivo fue el bloque Hacienda–SEPI, bajo la influencia de María Jesús Montero. Allí se acumulaban ya varias inquietudes:

  • •La escala real de la operación con EM&E.
  • •El deseo de Escribano de ganar poder en el Consejo.
  • •La figura incómoda de de los Mozos como enlace con el PP.
  • •La ausencia de un consenso claro dentro de Defensa.

Cuando se confirma la operación para situar a una consejera afín al PP, la reacción es automática:

SEPI aplaza la fusión hasta revisar las cuentas de 2025.

No es pausa. Es una sentencia diferida.

El tercer giro: Robles quiere disciplinar la industria de defensa

A este clima se añade la visión de Margarita Robles, decidida a imponer orden en un sector que considera excesivamente disperso y plagado de rivalidades privadas.

Robles quiere:

  • Indra como buque insignia estatal.
  • Menos improvisación industrial.
  • Mayor claridad estratégica.

Para ella, la entrada acelerada de Escribano en órganos de poder de Indra no era un refuerzo: era una amenaza de indisciplina.

El PP tampoco es un bloque estable: recelos internos hacia de los Mozos

El error de cálculo de Escribano fue pensar que podía apoyarse simultáneamente en:

  • •Partes del PSOE (De la Rocha).
  • •Partes del PP (vía de los Mozos).

Pero dentro del PP hay reservas significativas hacia la figura de de los Mozos, sobre todo tras la polémica de su relación social con Feijóo —incluida la célebre venta del chalet de Moaña— y la percepción interna de un “perfil híbrido”.

Para sectores importantes del PP, de los Mozos no es garantía: es incógnita. Y eso deja a Escribano sin una base política sólida para el post-sanchismo.

Escribano ha perdido el favor del Gobierno… sin haber ganado el del PP.

Un actor que quiso jugar en dos tableros… y terminó sin ninguno

El resumen es evidente:

  • •El apoyo de De la Rocha ya no basta.
  • •Moncloa desconfía abiertamente.
  • •SEPI y Hacienda imponen cautela máxima.
  • •Robles quiere disciplina, no aventurerismo.
  • •El PP no ofrece garantías reales.

En ese vacío de poder, la operación Escribano deja de avanzar. Se congela. Demasiadas cartas, demasiado trilerismo.

Conclusión: Indra paga el precio de una aventura inestable

Indra vive atrapada en un terreno donde lo político, tentado al maximo por Ángel y Javier Escribano, pesa más que lo industrial. Ni la compra de Hispasat cambia la ecuación, ni las maniobras internas han aportado claridad.

Lo que queda es una empresa tecnológicamente sólida, pero con una gobernanza frágil, condicionada por desconfianzas cruzadas y movimientos tácticos que generan inestabilidad continuada.

Mientras el poder que debería proteger a Indra sea el mismo que la mantiene en vilo, la compañía seguirá siendo una empresa magnífica atrapada en el tablero de una ambición sin tino y entorno político imprevisible.


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