Confieso que estaba pensando en escribir algo sobre la deconstrucción del ser humano que implica la ideología “woke”, pero creo que al mirar, y ver, el panorama que se nos avecina en Asturias, estoy obligado a situarme en la realidad inmediata que afrontamos, casi con urgencia pues en mayo tenemos elecciones autonómicas y municipales, y de ellas pende el futuro de España más que nunca.
Mirando a todos lados del espectro, uno ve con un cierto desasosiego esperanzas y oportunidades perdidas al correr del tiempo. Una especie de “déjà vu”, entre Dante y Penrose, sumido en una pesadilla lampedusiana.
¡Vaya! Me he puesto cursi. Me produce angustia ver como encadenamos sucesiones de oportunidades desaprovechadas.
Es de las pocas cosas que me estresan, la repetición sine die de los errores, pérdidas de oportunidades, discusiones estériles y un tren tras otro que pasa.
Un tren, y siempre el tren, que cada vez nos aleja más del mundo, quizás sea bueno o nuestro destino, no lo se. Cada tren es distinto y el destino es otro.
La política, los políticos y sus formas de hacer dan buena muestra de nuestro poco futuro, la renovación no puede pasar por viejas glorias, la indirizzo no puede quedar en manos de neófitos, ya hemos visto que ha pasado otras veces. De todos es sabido que la venta es del joven -fuerte, audaz- y la panificación del viejo -experto, prudente-, y cuando las cosas se hacen al revés, normalmente salen mal.
No es tan simple como aquello de que sabe más el diablo por viejo que por diablo, pero y ¿si lo fuese? Entonces estaríamos repitiendo los mismos errores de colocar imberbes en la toma de decisiones y veteranos en los carteles. Debe haber un equilibrio, qué quieren que les diga, pero debe dominar la experiencia frente a la inexperiencia, debemos escuchar a los que saben antes de tomar las decisiones.
Y parece que eso se estila poco, es como un desdoro, poco importa que el inexperto sea joven o viejo, cometerá un error si se deja aconsejar por gentes faltas de experiencia; el mismo que si se rodea de las mismas caras de siempre. Todo al revés, Lampedusa y el que todo cambie para que todo siga igual. Ello exige un cambio en lo que se ve para que permanezca los que no se ve, un cambio controlado, estable pero dinámico, de personas y de fondo, no cosmético.
La izquierda es cada vez un desierto más yermo, agotado; el centro no existe y debiera existir; y la derecha pendula entre liderazgos y tecnocracia, o entre tecnócratas con carisma y carismáticos sin “igua”
Nunca nadie acuñó la frase que todo siga igual para que todo cambie, o igual si lo dijo alguien con mucha coña. Sencillamente sería imposible y estúpido a un tiempo (oximorón, lo estúpido siempre puede pasar, lo racional es lo difícil). Y a eso nos enfrentamos en la actualidad con la vuelta de quienes se habían ido antes de hacer nada, lo hemos visto en los últimos cuatro años en Asturias, y puede que lo volvamos a ver otros cuatro años, poco importará que gane Pp o Psoe. Espero equivocarme, pero no veo renovación por ningún sitio.
Vivimos en una sociedad en la que la mayor parte de la población se encuentra entre los 40 y los 55 años, y nos empeñamos en desdeñar el dato de que la grandísima mayoría de los votantes ha votado hace 10 años y volverá a hacerlo dentro de 10, y eso significa que, esencialmente todos nos conocemos, cada vez es más difícil engañar al votante, los mismos perros con distintos collares no nos valen a ninguno de los lados del arco político de Asturias, algo nuevo es algo nuevo, pero de verdad.
Epílogo; la izquierda es cada vez un desierto más yermo, agotado; el centro no existe y debiera existir; y la derecha pendula entre liderazgos y tecnocracia, o entre tecnócratas con carisma y carismáticos sin “igua”; pero siempre son las mismas caras las que rodean “la cosa”. Las mismas caras; ¿volveremos a cargarla?; no hay peor sordo que el que no quiere oír (al votante).
Pero bueno, de esto hablábamos hace más de 10 años, 12 exactamente, con otros personajes y personas no comparables, pero sin que nada cambie, ¿se acuerdan?, mismos hechos, vaya precedente
Gonzalo Botas
( https://gbotas.wordpress.com/2011/04/11/140/ )
Abogado en ejercicio y colegiado desde 1993, Licenciado en Derecho por la Universidad de Oviedo, Diplomado en Derecho Inglés por la LSE, MBA The Power MBA, Master en Legal Tech UNIR, Master en Derecho de las Transmisiones Electrónicas U. Politécnica de Valencia; Compliance Officer, Experto Profesional en Propiedad Intelectual