Allí, donde Javier Milei se ha atrevido a derribar los muros del intervencionismo, los asturianos expatriados viven en un mercado que respira, mientras que aquí seguimos atrapados en una arquitectura regulatoria que se tambalea bajo su propio peso.
Argentina: un plano abierto al futuro
En la Argentina de Milei, la decisión de eliminar la ley de control de alquileres fue como desmontar un viejo andamiaje que obstruía el crecimiento. En cuestión de meses, la oferta de inmuebles para alquiler se disparó un 212%, y los precios cayeron un 26% en términos reales. Una transformación que deja claro que, cuando el mercado deja de estar encorsetado, encuentra formas de expandirse y ajustarse.Es como abrir los planos de un edificio cerrado y descubrir que había espacio de sobra para construir. Los propietarios, incentivados por la libertad, volvieron a ofrecer sus I 7nmuebles, y los inquilinos encontraron opciones reales, sin necesidad de trazar complicadas soluciones estatales.
Claro, Argentina no ha resuelto todos sus problemas estructurales, como los elevados costes de construcción o la necesidad de más viviendas, pero al menos sus cimientos ya no están atrapados en la rigidez regulatoria.
Asturias: reforzando un edificio que ya cruje
En Asturias, mientras tanto, el diseño sigue siendo el mismo, aunque las grietas sean cada vez más visibles. La declaración de «zonas tensionadas» en Gijón, Oviedo y otras ciudades busca imponer controles de precios en áreas donde los alquileres superan el 30% de los ingresos medios o han crecido más de un 5% por encima del IPC.
Sin embargo, en lugar de abordar el problema de raíz, estas medidas parecen reforzar con más ladrillos un edificio que ya amenaza con desplomarse.
Lecciones de un diseño acertado
El informe que respalda esta decisión no oculta la realidad: el mercado asturiano sufre una grave escasez de vivienda para alquiler a largo plazo, en gran parte porque muchas propiedades se destinan a alquileres turísticos o de corta estancia. Sin embargo, en lugar de facilitar la construcción, liberar el suelo o incentivar la oferta, se opta por controles que desincentivan aún más a los propietarios.
El contraste entre ambos enfoques es evidente. En Argentina, derribar los muros del intervencionismo ha permitido ampliar los espacios y crear un mercado más dinámico. En Asturias, seguimos levantando paredes que estrechan las opciones y dificultan el acceso.
Las políticas de control de alquileres son como puertas que no abren: limitan el flujo, desincentivan la inversión y perpetúan la escasez.
Mientras tanto, el caso argentino demuestra que un diseño más abierto, basado en la libertad de mercado, puede construir soluciones reales. Más viviendas disponibles, precios más bajos y un equilibrio que beneficia a inquilinos y propietarios por igual.
Conclusión: redibujemos los planos
Asturias tiene la oportunidad de aprender de Argentina. De abrir puertas y ventanas en lugar de seguir levantando muros. Liberalizar precios, facilitar la construcción y liberar el suelo no solo aliviarían la presión inmediata, sino que sentarían las bases de un mercado más justo y funcional.
Porque si los asturianos en Argentina disfrutan de un mercado que fluye y se expande, ¿por qué nosotros no? Tal vez sea el momento de dejar de reforzar lo que ya cruje y empezar a diseñar algo que realmente funcione antes de que los escombros nos caigan encima.
Español e hispanófilo. Comprometido con el renacer de España y con la máxima del pensamiento para la acción y con la acción para repensar. Católico no creyente, seguidor del materialismo filosófico de Gustavo Bueno y de todas las aportaciones de economistas, politólogos y otros estudiosos de la realidad. Licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo y en Ciencias Políticas por la UNED