Las oleadas de despidos en las tecnológicas y la caída del SVB y de Signature parece que nos hacen despertar de la ensoñación que en las últimas semanas, y meses, nos había producido la Inteligencia Artificial (AI en inglés) y todo lo que la “informática” supone.

Pues sí efectivamente, la pandemia trajo un repunte de la economía digital so pretexto del teletrabajo, una nueva burbuja, entre las muchas de la pandemia. Pero pasada la pandemia, ¿qué hay detrás de todo? Les confieso que la economía me ha producido siempre una cierta perplejidad, y miren que leo sobre ella.

Pero la realidad es que lea lo que lea y estudie lo que estudie, cada vez entiendo menos. Bueno miento, he logrado entender que nadie sabe lo suficiente para predecir, para prepararse, sólo lo suficiente para entender que se trata de repartir riesgos. 

Muchas veces me pregunto por los efectos de la tecnología en nuestro sistema productivo futuro, en nuestra “economía real”. Y mi conclusión es la misma, pero por un motivo distinto, porque al final las cosas nunca han ido por donde se pronosticaban, aunque han ido hacia adelante. Pero ha ido mucho más de la mano del consumo que del de la incorporación de los métodos a la producción, que también.

De momento, al pairo de estas dos quiebras, Biden se apresura a decir que no hay riesgo, lo que no deja de ser sinónimo de “amárrate los machos que vienen curvas”; en fútbol ya sabemos que no hay nada como confirmar a un entrenador para cargárselo.

Pues eso, el anuncio de tranquilidad debería no despistarnos y hacernos pensar que esto puede ser mucho más grave de lo que parece, porque en realidad están hablando de más intervención en el área de la economía más intervenida: en el sistema financiero. 

(En paralelo, estos días surgen voces que indican que las cripto y el blockchain no son seguros, como si lo fuesen las entidades reguladas. Sí acepto, se me dirá, que al menos los impositores cuentan con el rescate público pero, en realidad hablamos de cosas distintas )

Malos tiempos para la libertad cuando la respuesta al fracaso del regulador no es más libertad sino más regulación. Permítanme que me auto cite. Ya escribimos hace un porrón de años sobre lo que se conoce como riesgo moral de las subvenciones, ayudas, subsidis. Y lo anunciábamos así cuando las crisis de las subprime:

“Sin la intervención inicial de regulación y control del Estado no se justifica su intervención para cuando fallan los mecanismos de control. A la inversa, sin ese intervencionismo inicial del Estado, ante la ausencia de ese mecanismo final de salvaguarda de la existencia de ese mercado, este quedaría en manos exclusivamente del propio interés de los operadores para evitar que sus empresas quiebren. Y la conclusión es clara, con un estado más pequeño y con menos posibilidades de intervención la asunción de riesgos irracionales por los diversos operadores, existiría una mayor seguridad jurídica. Ello sin descartar, además, que la falta de posibilidad de intervención del Estado evita las intromisiones a favor de los lobbies y de los grupos de presión que se mueven en la trastienda del Estado.”

Siempre he sido defensor, lo verán por mis múltiples publicaciones, de aquel principio de que «cuando tengan dudas, aférrense a la libertad, es la única garantía». Pues mucho me temo, que de nuevo la respuesta ante el fracaso de la administración en sus labores de control no reside en la revisión de esas labores y organismos, sino más bien en lo contrario, en más control, más regulación, más ineficiencia.

Pero bueno, no debemos olvidar que el Silicon Valley, lejos de ser el paradigma de la libertad, lo es de la planificación, ¿o no? Es la consecuencia de la planificación y del allegamiento de fondos para ganar la batalla tecnológica. Cierto que tras regarse con inmensos fondos públicos parece que corre solo. 

Tampoco podemos perder la perspectiva de la otra burbuja que está pinchando al ralentí, la de lo verde, que se salva porque los malones de los rusos (entiéndase la licencia) no nos dan su gas y entonces hemos de acelerar la horterada esa del mix energético.

Perdónenme que no tenga puñetera idea de economía, pero es la libertad lo que me preocupa en este momento.