
Hay días en los que un presidente regional decide hablar del futuro desde lejos. Lo hace sin una sola mención al precio real del megavatio hora ni a los cierres industriales que se acumulan en su región. Lo hace en Madrid, en un hotel cómodo, convencido de que el paraíso empieza con un publirreportaje.
Así fue como Adrián Barbón aseguró que “Asturias no es un infierno fiscal, sino que cada vez se parece más a un paraíso”. Lo dijo, además, sin sonrojo, en una comunidad donde el precio de la electricidad industrial es un 142% más caro que en Francia, donde se han perdido contratos eólicos por no construir un solo parque en tres años, y donde las ingenierías devuelven préstamos públicos como quien camina sobre brasas.
Si eso es el paraíso, sólo cabe preguntar: ¿qué será el purgatorio?
ArcelorMittal: el acero pendiente de voltios y céntimos

La mayor empresa industrial de Asturias y emblema siderúrgico europeo, Arcelor Mittal, lo dejó claro hace poco en palabras de su CEO europeo, Geert Van Poelvoorde. Desde la planta belga de Gante, aseguró que todas las inversiones en Asturias están preparadas, pero no se activarán mientras no se vea que son viables, y eso pasa, según dijo, por el precio de la electricidad:
«Creemos que el entorno y el precio de la electricidad basada en la solar en España estarán en un nivel que permita invertir. Por eso invertimos. Pero hoy estamos muy lejos».
La advertencia es clara. Mientras en Francia las grandes industrias acceden a electricidad a 26 euros/MWh y en Alemania a 45, en España ronda los 62,37 euros/MWh, lo que implica un 142% más que en el país vecino. Este desajuste no es menor.
Para una planta como la de Gijón, que aspira a descarbonizar sin desindustrializarse, el coste energético es una cuestión de vida o muerte.
Windar Renovables: el viento también necesita estabilidad

Windar, la firma asturiana que fabrica componentes eólicos para gigantes como Iberdrola o Siemens Gamesa, sufre una paradoja: ser parte de la “industria verde” no la libra de las tensiones del mercado.
Con contratos globales y ambiciones industriales, ha tenido que plantear recientemente un ERTE para 180 trabajadores de Tadarsa Eólica en Avilés, su filial especializada en grandes estructuras.
Las causas: caída de carga de trabajo, parálisis de proyectos eólicos en Europa —en España no se ha construido ni uno en Asturias en tres años—, competencia asiática agresiva y aranceles geopolíticos inciertos.
Países como Turquía importan acero barato de China, lo transforman y lo introducen en la UE sin pagar aranceles, ofreciendo productos hasta un 40% más baratos que los europeos. Y frente a una previsión de entre 2.500 y 3.000 MW instalados al año, la realidad apenas supera los 700 MW.
El comité de empresa fue claro:
«Es cierto que hay menos trabajo bajo, pero nadie se esperaba una regulación de empleo».
Ese, «nadie lo esperaba» puede servir para los trabajadores, pero no para el presidente Barbón ni para el consejero Borja Sánchez, obligados a estar al día, pues para eso les pagamos bien.
La empresa, perteneciente desde 2023 al fondo Bridgepoint, apunta a una posible recuperación en 2026, pero el presente es un laberinto de incertidumbre fiscal, energética y geopolítica.
Asturias, además, es la tercera comunidad autónoma con mayor presión fiscal, según el Índice de Competitividad Fiscal, y recaudó 88 millones de euros en 2024 solo en impuestos propios, una cifra muy por encima de otras regiones con mayor tejido productivo.
El problema no es ya en sí pagar impuestos, sino que estos no estén alineados con la productividad, la innovación y la internacionalización.
Ingenierías: el músculo invisible que también se agota

Imasa, Isastur, Duro Felguera… nombres que no aparecen en pancartas ni titulares, pero que son esenciales para que otras industrias funcionen.
En plena transición energética y reordenación geoestratégica, estas empresas tecnológicas y de servicios industriales sufren una tormenta perfecta.
Tras sobrevivir al COVID con préstamos participativos del Fondo de Apoyo a Empresas Estratégicas (100 millones en el caso de Duro, 35 millones para Imasa y 40 para Isastur), hoy deben devolver esas ayudas sin haber recuperado el pulso financiero previo. No es casual que muchas busquen ya salidas fuera del sistema bancario tradicional: mercados de capitales, alianzas internacionales o reestructuraciones severas.
Porque si la banca endurece condiciones y la fiscalidad regional añade sobrecarga, lo que queda es asfixia.
“Los bancos nos cortan el crédito y las ayudas públicas son deudas demasiado grandes como para que merezca la pena”, dicen fuentes del sector.
El marco sí importa

Ni el COVID, ni los aranceles de EE. UU., ni el exceso de capacidad siderúrgica en Asia, ni siquiera las tensiones de la descarbonización explican por sí solos el estancamiento o la fuga de inversiones industriales.
Lo que marca la diferencia entre una región industrial viva y otra moribunda es el conjunto de su marco operativo:
- -precio de la energía,
- -presión fiscal,
- -regulación laboral
- -y acceso a capital.
Y en esto, Asturias y España tienen tarea pendiente.
Demagogia o competitividad

El debate político —tanto en el Principado como en Madrid— insiste a menudo en fantasmas ideológicos, culpables lejanos o gestos simbólicos. Pero la demagogia no puede distraer de lo que verdaderamente afecta a la competitividad.
-Cuando una empresa elige instalarse en Sestao y no en Gijón por el coste eléctrico, no lo hace por ideología.
-Cuando una ingeniería reduce plantilla tras perder un contrato por falta de avales, no lo hace por conspiración.
-Cuando Windar plantea un ERTE tras años de expansión, no es por capricho de los mercados, sino por falta de oxígeno normativo.
Se trata de algo más sencillo, más crudo y más tangible: no se puede construir industria sólida en un suelo fiscal resbaladizo ni con un coste eléctrico hostil.
Barbón puede seguir ensayando frases brillantes desde Madrid, imaginando que en Asturias florece un paraíso.
Pero lo que hay aquí, señor presidente, es industria al borde del colapso, fábricas paradas, ingenierías asfixiadas y energía inasequible. Lo que hay aquí es lo que no se arregla con un eslogan.
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1.Visita de Adrián Barbón a Madrid
“Asturias se parece cada vez más al paraíso”
2. Quejas de ArcelorMittal sobre precios energéticos:
Cuenta atrás en ArcelorMittal: una fábrica milmillonaria está en el aire. La compañía enfrenta desafíos debido a los altos precios de la energía en España.
3. ERTE en Tadarsa Eólica por parte de Windar:
Tadarsa Eólica plantea un ERTE para 177 trabajadores de sus naves de AvilésLa filial de Windar Renovables anuncia un expediente de regulación temporal de empleo.
4.Empresas asturianas de ingeniería industrial en crisis.
https://www.elcomercio.es/economia/empresas/ingenierias-asturias-financiacion-20241223064241-nt.html

Español e hispanófilo. Comprometido con el renacer de España y con la máxima del pensamiento para la acción y con la acción para repensar. Católico no creyente, seguidor del materialismo filosófico de Gustavo Bueno y de todas las aportaciones de economistas, politólogos y otros estudiosos de la realidad. Licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo y en Ciencias Políticas por la UNED