Fotografía de portada: Pedro Sánchez, ante una maqueta de las instalaciones de ArcelorMittal en Avilés junto a directivos de la empresa.
Regulaciones europeas y españolas, costes eléctricos disparados y competencia exterior amenazan el corazón siderúrgico de Asturias mientras el Principado evita tomar decisiones duras.
Riesgos instalados, riesgos anunciados
Del sínter al galvanizado, el mapa del peligro está trazado y el reloj no se detiene.
1. Sinterización en Gijón: el pulmón bajo asedio
El corazón del arrabio asturiano late en dos plantas de sinter, y ambas respiran bajo la lupa de la Directiva de Emisiones Industriales (IED, por sus siglas en inglés).
Las exigencias de las Conclusiones sobre las Mejores Técnicas Disponibles (BAT, por sus siglas en inglés) para polvo, dióxido de azufre (SO₂), óxidos de nitrógeno (NOₓ) y metales pesados implican inversiones millonarias en filtros y desulfuración.
Sin apoyo público y permisos exprés, el riesgo de apagado es real.
2. Baterías de coque: un déjà vu que huele a cierre
En Avilés ya se desmontaron. En Gijón siguen produciendo bajo la presión de límites medioambientales más duros para compuestos orgánicos volátiles, fugas y seguridad.
La historia reciente dice que cuando la coquería se convierte en problema ambiental, la clausura no tarda.
3. Altos hornos y acerías LD/BOF: gigantes con pies de carbono
El mercado de carbono europeo ha dejado de ser indulgente: menos derechos gratuitos en el Régimen de Comercio de Derechos de Emisión de la Unión Europea (EU ETS, por sus siglas en inglés) y la entrada del Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM, por sus siglas en inglés) en 2026 suben el coste por tonelada de acero.
La ruta integral se convierte así en candidata a “activo varado” si no migra hacia hornos eléctricos o reducción directa con hidrógeno.
4. Horno de arco eléctrico (EAF) de Gijón y laminación: futuro hipotecado por el precio de la luz
La electrificación es el futuro… salvo que el precio de la luz lo convierta en ruina.
El fin del descuento del 80% en peajes eléctricos añade una carga que amenaza la competitividad del nuevo EAF y las líneas aguas abajo.
5. Líneas electrointensivas de Avilés: donde cada megavatio cuenta
Decapado, laminación en frío, recocidos, galvanizado, hojalata: procesos que viven y mueren por el coste del megavatio.
Sin alivios en peajes ni contratos de compraventa de energía a largo plazo (PPAs, por sus siglas en inglés) garantizados, se abren las puertas a paradas técnicas o deslocalización de campañas.
Preguntas que incomodan
Cuando la respuesta oficial es vaga, la pregunta se convierte en acusación.
-Si la normativa europea aprieta más a las plantas asturianas que a sus competidores turcos o egipcios, ¿a quién sirve realmente el marco regulador?
-¿Por qué el Gobierno de España elimina alivios eléctricos justo cuando invertimos en hornos que dependen de la electricidad para ser rentables?
-¿Cuántos estudios más necesita el Gobierno del Principado para pasar de las reuniones a las medidas concretas?
-¿Quién responderá por la pérdida de miles de empleos si el cierre llega disfrazado de “transición verde”?
Lo que sí se puede hacer desde el Principado
Competencias hay, voluntad no tanta.
1. Blindaje energético: recuperar alivios en peajes para electrointensivos mediante presión conjunta con País Vasco y Galicia; facilitar PPAs renovables con suelo público y prioridad de conexión.
2. Agilización administrativa: ventanilla única y plazos máximos para permisos ambientales y energéticos en reconversiones tecnológicas.
3. Incentivos fiscales autonómicos: bonificaciones en tributos propios. Fiscalidad reducida o nula en el Impuesto de Sociedades.
4. Infraestructura logística: optimizar puertos de Gijón y Avilés para importación de chatarra y exportación de acero verde, mejorando accesos ferroviarios.
5. Lobby europeo: posicionar Asturias como “región industrial estratégica” para acceder a ayudas de Estado reforzadas.
6. Alianza industrial-sindical: pacto de estabilidad y de reducción de cargas laborales a cambio de inversión y garantías de empleo, con participación directa del Gobierno regional.
Adrián Barbón, nombre y apellido de la inacción
El silencio también es una política, pero siempre a favor de la propaganda y la distracción de objetivos. Palabras, palabras y más palabras.
El presidente del Principado habla de transición ecológica, pero no la negocia. Firma manifiestos sobre la defensa de la industria, pero no se le ve en Bruselas defendiendo excepciones para Asturias. Ni en los ministerios o en Moncloa exigiendo que el alivio eléctrico vuelva.
Adrián Barbón es hoy el rostro inútilmente amable de un Gobierno que, en el tablero industrial, juega a no perder… y así, siempre, se acaba perdiendo.
Conclusión
-El acero se enfría. Y con él, la Asturias industrial.
-Las regulaciones no son inevitables, se negocian.
-Los costes no son fijos, se gestionan.
El futuro de las plantas de Gijón y Avilés no está escrito, pero cada día de inacción lo acerca a un final previsible: menos acero, menos empleo y una Asturias que pasa de producir a recordar.
Si no hay un plan energético, fiscal y logístico serio, el cierre no será culpa de Europa ni del mercado: será culpa de aquí.
ENLACES RELACIONADOS (CORROBORACIÓN INFORMADA DE LOS RIESGOS DE CIERRE O REDUCCIÓN DE ACTIVIDAD EN LAS INSTALACIONES DE ARCELOR):
1. Directiva de Emisiones Industriales y BAT para hierro y acero
La normativa europea fija límites estrictos a emisiones de polvo, SO₂, NOₓ y metales, exigiendo tecnologías de control avanzadas en plantas de sinterización y coquerías.
Español e hispanófilo. Comprometido con el renacer de España y con la máxima del pensamiento para la acción y con la acción para repensar. Católico no creyente, seguidor del materialismo filosófico de Gustavo Bueno y de todas las aportaciones de economistas, politólogos y otros estudiosos de la realidad. Licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo y en Ciencias Políticas por la UNED