
Hecho: Duro Felguera pide una cuarta prórroga del preconcurso, hasta el 20 de octubre. Lo relevante: no era el calendario, era la falta de plan de reestructuración serio.
Duro Felguera ha solicitado una cuarta prórroga del preconcurso —hasta el 20 de octubre—. Frío, verificable, sin dramatismos. Ahora bien, conviene detenerse un instante.
Esta prórroga no es un trámite inocente: es el síntoma de que el problema no era el calendario, sino la ausencia de un plan que merezca llamarse plan.
Y no lo digo por gusto retórico; lo digo porque el propio juez Abril dejó un aviso serio en su auto del 30 de junio: más extensiones serían difíciles de conceder. Cuando un juez marca la raya y la empresa vuelve a pedir tiempo, el relato deja de sostenerse por sí solo.
El guion oficial: oxígeno, sí; estrategia, ninguna
La música institucional suena afinada.
-Hay un plan de reestructuración “aprobado”; hay un principio de acuerdo con SEPI/FASEE sobre la deuda de 2021.
-Hay 10 millones de dinero nuevo de Prodi y Mota-Engil México.
-Hay un ERE de 180 salidas (25/14) con la promesa de recolocar al 90% mediante una firma externa.
-Hay venta de activos —El Tallerón por 3,65 millones—, desinversión dela sede y traslado operativo a La Felguera. Oxígeno, sí. Pero el oxígeno, por definición, solo sirve si el paciente conserva pulmones.
La pregunta no es cuánto aire entra, sino qué cuerpo queda después.
Si la solución cabe en un trimestre, el problema no era estratégico… o la “solución” no lo es.
El parecido incómodo: un concurso camuflado
Seamos claros: lo presentado se parece demasiado a un concurso sin administrador concursal. Despiece ordenado, titulares tranquilizadores y la pelota de la ejecución en el mismo vestuario que nos trajo hasta aquí.
“Todo va bien”, dicen Gobierno regional, SEPI, Cámaras de Comercio y FADE. Vale la pena recordarlo: el “todo va bien” es el estribillo universal de los lunes; la factura llega los viernes. Y usted lo sabe.
La fábrica del problema: gobernanza
¿Dónde está el defecto de fábrica?
En la gobernanza. Demasiados generales para tan poca tropa, demasiada liturgia para tan poca industria. Se reduce plantilla, se venden muebles, se reubican personas (ojalá bien), pero la oficialidad permanece con la misma estructura, los mismos incentivos y la misma confusión entre comunicación y estrategia.
Reducir operarios preservando un puente de mando hipertrofiado equivale a mover maletas en cubierta mientras se proclama que el barco navega mejor. Sí, se ve ordenado. No, no cambia la estabilidad en mar abierto.
Gobernar no es posar: es decidir qué se deja de hacer y con qué mando se hace lo que queda.
Intereses a corto, niebla a medio
No olvidemos un detalle: la dirección “mejicana” obtiene exactamente lo que necesitaba para sus prioridades en México; el ecosistema político-institucional asturiano obtiene una foto de paz social y estabilidad; el juzgado, si homologa y prorroga, quedará de cara al entorno.
A corto plazo, todos parecen ganar. ¿Y a medio? Ahí la niebla es espesa. Un plan no se evalúa por la emoción del día uno, sino por la disciplina del día cien. Y los vicios de origen —cúpula sobredimensionada, gastos de ventas, generales y administrativos altos, horizonte comercial incierto— siguen discretos pero intactos.
La parte laboral: legitimidad y aritmética
Recolocar al 90% de los afectados sería una buena noticia, y es justo exigirla: no como gesto filantrópico, sino como obligación operativa y moral. Ahora bien, la ecuación queda coja si la capa directiva permanece intocada. En una ingeniería con balances delicados, los gastos de ventas, generales y administrativos son la prueba del algodón: o caen en serio, o la caja se ahoga de nuevo cuando el ciclo no acompaña. No hay ironía aquí; hay aritmética.
Sin recorte arriba, cualquier recorte abajo es pan para hoy y déficit para mañana.
Coherencia judicial y economía moral
La prórroga solicitada no es una anécdota, sino una prueba de coherencia. Si el auto de 30 de junio fijó un ultimátum, ¿será el juez Abril consistente —negando la cuarta extensión— o preferirá conceder una oportunidad excepcional en un terreno donde lo excepcional sienta precedentes? Es legítimo que la prudencia desee evitar incendios innecesarios. Pero también lo es recordar que cada mes de anestesia sin cirugía de fondo agrava la convalecencia.
Qué sería una reestructuración seria
- Poda real del puente de mando: menos organigrama ornamental, más operadores con autoridad y P&L; incentivos ligados a retorno del capital y caja.
- Prioridades sin romanticismo: tres líneas que repartan caja mejor que diez que repartan notas de prensa.
- SEPI como socio exigente: hitos trimestrales, indicadores claros (márgenes, productividad, conversión a caja) y consecuencias si no se cumplen.
- Política comercial con nombres y apellidos: mercados objetivo, contratos probables, cronograma de hitos y cartera de pedidos con margen verificable.
Cuatro termómetros para dentro de doce meses
- Homologación: no solo si llega, sino con qué condiciones y reservas.
- Recolocación: tasa mensual, calidad de destinos, porcentajes reales y perfiles sin salida.
- Coste de estructura: caída efectiva de los gastos de ventas, generales y administrativos y simplificación de la cúpula.
- Cartera de pedidos: porción con margen sano y conversión a tesorería (no a titulares).
La tesis industrial que aún no se explica
La empresa debería responder con precisión: ¿qué sabe hacer mejor que el vecino, con qué ventaja replicable y a qué precio? ¿Cuál es la combinación óptima entre riesgos de ejecución y márgenes? ¿Qué dependencia se reduce (cliente, país, tecnología) y qué nueva palanca se construye? En minería de titulares, todo es formidable; en ingeniería real, las preguntas son los cimientos.
El futuro no se salva con titulares: se salva con ingeniería que cuadra las cuentas.
No es una cuestión de manías; es una cuestión de respeto: a los trabajadores, a los proveedores, a los contribuyentes que sostienen al acreedor público y a una Asturias que ha soportado demasiados ciclos de promesas. Digámoslo sin rodeos: si la dirección insiste en pedir tiempo mientras evita pedir responsabilidades, el corto plazo engulle al largo y la anestesia sustituye a la cura. Como en toda verbena política, la música tapa los tropiezos… hasta que la orquesta calla.
¿Debe el juez Abril conceder la cuarta prórroga? No dictaremos sentencia desde aquí. Sí diremos que la coherencia —también la judicial— es un activo público. Cuando un tribunal advierte, la advertencia debe significar algo. Cuando una empresa promete, la promesa debe medirse. Y cuando una región se juega su reputación industrial, el autoengaño es el camino más corto hacia el próximo desengaño.
La salida existe, pero exige otra jerarquía de decisiones: gobernanza austera, prioridades sin romanticismo, contratos rentables, transparencia sin maquillaje.
Si Duro Felguera entrega eso, el plan —este plan— habrá sido el prólogo de una reconstrucción. Si no, no habrá prórroga suficiente: habrá, de nuevo, un epílogo. Y nadie en Asturias necesita más epílogos; necesitamos capítulos nuevos, menos solemnes y más verdaderos.
Entre pedir tiempo y asumir responsabilidad, solo una de las dos cosas construye futuro.
- EFE (30/09/2025): Duro Felguera pide una nueva prórroga para presentar el plan
- Cinco Días (25/09/2025): DF aprueba su plan para evitar el concurso
- Cinco Días (11/06/2025): DF acerca posiciones con SEPI para reestructurar su deuda
- Asturias Liberal (11/08/2025): ERE de 180 y dos claves ocultas del acuerdo

Español e hispanófilo. Comprometido con el renacer de España y con la máxima del pensamiento para la acción y con la acción para repensar. Católico no creyente, seguidor del materialismo filosófico de Gustavo Bueno y de todas las aportaciones de economistas, politólogos y otros estudiosos de la realidad. Licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo y en Ciencias Políticas por la UNED