
Conviene detenerse un instante en la coreografía que ha montado la política asturiana alrededor del peaje del Huerna. El Gobierno regional de Adrián Barbón, con Alejandro Calvo al frente de la cartera de infraestructuras, ha dictado el compás: la plataforma por la supresión del peaje como bandera común. Y en esa música de fondo, el PP asturiano no baila, se deja llevar.
Un debate con música prestada
Su línea oficial se resume en un “apoyaremos lo que sea”, frase que no es estrategia sino confesión de dependencia. Un partido que se supone alternativa de gobierno aparece convertido en comparsa, diluido en el guion escrito por el propio Barbón.
Queipo, paradoja y seguidismo
Álvaro Queipo, que debería ser el rostro de un PP con voz propia, ha optado por el papel secundario.
Ha renunciado a una lectura crítica del pasado de su propio partido y se ha acomodado en la coreografía de otros. La paradoja es doble: se desmarca del acervo histórico del PP —que defendió la prórroga de 2000 como un acto necesario y legal en su momento, ligado a la financiación de la infraestructura— y, al mismo tiempo, se sujeta a la muleta de Foro.
Foro como muleta
Foro, un partido que hoy no pasa de ser un artefacto reducido a Carmen Moriyón, Adrián Pumares y unos pocos fieles, mantiene viva su crítica a aquella prórroga como si una cuestionable resolución de la Unión Europea no tuviese nada que ver.
Y el PP, en lugar de marcar posición propia, queda atrapado en esa narrativa.
Así se da la escena casi cómica: el PP, un partido que gobernó España y Asturias, rehén del discurso de una formación residual; Queipo, pendiente de no pisar el pie de Pumares; y Barbón, encantado de ver cómo la oposición se deshace sola en aplausos prestados.
Moraleja
Rupturista donde no hacía falta —contra su propia herencia— y sumiso donde debería ser exigente —ante el Gobierno regional—, el PP asturiano se coloca en una esquina incómoda: la de quien ni lidera ni representa, simplemente acompaña.
La moraleja es sencilla: en Asturias, mientras Barbón y Calvo marcan el paso, el PP se limita a seguir la música, y lo hace con tanto empeño en no desafinar que ha terminado perdiendo la voz.
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Español e hispanófilo. Comprometido con el renacer de España y con la máxima del pensamiento para la acción y con la acción para repensar. Católico no creyente, seguidor del materialismo filosófico de Gustavo Bueno y de todas las aportaciones de economistas, politólogos y otros estudiosos de la realidad. Licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo y en Ciencias Políticas por la UNED