La economía es una de las tres áreas importantes de una nación y, generalmente, la más importante para una región. Para aquella es la base sobre la que se asientan el sistema político y el poder demostrado ante otras naciones. Para los asturianos en cuanto observan su Asturias ¿qué decir? Llevan décadas de preocupación por temas económicos, con debates recurrentes y, no por ello, menos intensos. Región en eterno lamento por su economía, no va a ser menos a esta altura de 2023. Y el declive se acentúa.

Pero no solamente eso. Las cosas de la industria, los asalariados, los autónomos, los ganaderos, el dinero, las pensiones, etc., tienen mucho que ver siempre con el peso de la administración pública. La riqueza se genera en una economía con un grado alto de libertad económica combinada con regulaciones inteligentes y, si las regulaciones son barreras a la iniciativa y el nivel de impuestos rompen la dinámica virtuosa de la curva de Laffer, el resultado es una recaudación elevada deprimiendo la economía real, la productiva, la de iniciativa social. Pan para la recaudación de hoy y hambre para la de mañana pues, en esa dinámica, la recaudación cae a medida de que haya menos riqueza que recaudar. Solamente irán salvando la situación asturiana las transferencias del Estado y la búsqueda incesante de nuevos nichos de recaudación. Y ya sabemos que, ambas tendencias nunca tienen final feliz.

No hay que olvidar en ningún momento la realidad objetiva de lo que se puede considerar un “brote verde”, el del sector tecnológico asturiano. Tecnologías de la información y biotecnología, así como el sector de innovación vinculado a las “nuevas energías”, presentan un auge.

No obstante es un dinamismo muy ligado a la constante innovación tecnológica y, por ello, capaz de unos niveles de productividad, adaptabilidad y costes competitivos mayores que en otros sectores. Pero eso mismo, en un entorno de excesivos impuestos, lo encierra en una burbuja que no repercute sobre los asturianos no relacionados con esos prometedores sectores y que son los más, por supuesto.

En esta encuesta no extraña, pues, que los asturianos se muestren críticos con el estado de la economía regional y mantengan un escepticismo y rechazo hacia el excesivo peso de la administración. Se les preguntó por sus preferencias sobre el incremento, mantenimiento o descenso del funcionariado público. Un funcionariado que en su grado justo es imprescindible, sin duda.

Mas son un estamento es algo obviamente vinculado a los impuestos y a las regulaciones que ellos gestionan bajo batuta política. Hay un punto justo en las tres cosas: tributos, funcionarios y regulaciones que en cada momento ha de decidirse con inteligencia y no con ideologización. Asturias lo sabe muy bien y, por contraste palmario, ahí está el ejemplo de Madrid y el de la misma Andalucía, que encabeza el descenso del paro en España.

Les dejamos con el resultado de este tramo de la consulta y saquen sus propias conclusiones.

Percepción sobre la economía

Opinión sobre el tamaño de la administración