(Foto de portada: 08/11/2021. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez conversa con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi)
Me comenta mi buen amigo Alberto que ACNUR, la organización de la ONU de ayuda a los refugiados de todo origen y en todo el mundo, que en una de sus páginas digitales hay un apartado permanente sobre el origen del racismo. Me sugirió este amigo que escribiera un artículo acerca de ello y, como amigo y como obligado a ayudar a que la verdad se consigne en torno a lo que ACNUR dice, lo hago.
Leído el texto no cabe pasar por alto dos cosas: que sus afirmaciones no solo son falsedades y medias verdades, las cuales son a veces más espurias que la pura mentira, sino que es (o quizá no) sorprendente que un organismo que “une” a las naciones se muestre tan divisivo.
Las afirmaciones de ACNUR
- El racismo aparece con la llegada de los europeos a América (y a otros continentes).
- Los españoles fueron los primeros en instaurar el racismo.
- Las razas y castas en el Imperio español “empezaron a mezclarse”.
- El racismo blanco fue la base del esclavismo.
- El nazismo establecido en Alemania, antes y después.
- CONCLUSIÓN: El racismo (protoesclavista, no lo olvidemos) reaparece con la “extrema derecha”.
No es posible llegar a mayor absurdo histórico que proferir esas afirmaciones. Uno puede imaginarse cuánto profesor bienintencionado, pero culpable de negligencia, puede estar tomando esto como referencia para sus clases. Alumnos que asumen la pereza mental o mala intención de ese profesor tomarán como biblia lo dicho: porque lo dijo su docente y porque lo dice la ONU.
También podemos suponer con buen juicio que, como ACNUR, las demás ONGs dedicadas al negocio de la ayuda, así en general, apliquen la técnica de ventas denominada “crear dolor” en su variante más inadmisible que es “crear culpa” y, para que no quede nadie sin incorporarla a su discurso mundano, que sea una culpa colectiva e histórica. Ahí seguirá para todos y para siempre.
Realmente no es para todos, sino solo para los europeos, como se lee en el texto de la benéfica ACNUR. Y tampoco para todos estos, sino para los blancos. En términos de mercado, ACNUR vende el producto “miseria de los refugiados” a “blancos europeos pudientes” excitando su culpa perpetua. Tiene la garantía de que el producto nunca faltará, de que la necesidad de esa ayuda nadie la cuestionará y, para atar bien la cuestión, el relato chapucero remedará la técnica de mercadotecnia más antigua de la humanidad.
Pero al analizarlo con el esquema comercial solamente buscamos aclarar las partes del discurso falso de la multinacional de la ayuda a los refugiados. El fenómeno presenta por detrás otras ramificaciones aún más graves, si cabe.
El punto sobre los españoles como primeros racistas y la conclusión del discurso son la clave. Hay toda una campaña política que concluye en que la “unidad” de la humanidad debe lograrse con la adopción de los principios de la ONU, que son los principios de las élites globalistas y de las naciones anglosajonas y alemanas, que son los que marcan, en lo que pueden, esa agenda.
Una humanidad que no existe como género político y que, por tanto, no existe. La competencia entre estados es y será siempre la impronta y en eso no cabe equivocarse de bando. Y para la agenda, todo aquello que suene a que cada hombre y cada cultura debe en primer lugar ser cuidador de lo propio y generoso con lo ajeno que no le perjudique, después, es fascismo o derecha extrema.
Y para que no quede duda de que, dentro del ·mundo blanco y europeo” el mal a prevenir es España, la unión de letras y palabras debe falsear rotundamente la historia de España y de su Imperio no colonial, sino generador. No vaya a ser que el auge del hispanismo que se está manifestando actualmente desmenuce y desacredite la Leyenda Negra tan largamente elaborada y dé alas a una reconstrucción de lo hispano como potencia múltiple y emergente. A largo plazo, pero potencia en suma.
Lo que calla ACNUR
Tres qués son los que no dice:
- Las segregaciones y persecuciones raciales y no raciales las hubo en todos los lugares y épocas.
- El mestizaje español formó parte del impulso político desde la corona. La doctrina imperial española incluyó una consideración teológica, filosófica y antropológica mucho más generosa y abierta con “lo diferente” que las operantes en el mismo momento en Europa.
- El nazismo no “se estableció en Alemania”, sino que fue la fruta madura de la Reforma protestante y subsiguientes filosofías y teorías políticas alemanas. Un clima cultural y cotidiano que los alemanes respiraron hasta su conclusión en el fenómeno nazi.
Para demostrar la primera no hay que esforzarse demasiado. Un simple libro de historia da cuenta de ello. Desde las primeras aldeas anatolias hasta las análogas y coetáneas en China. Desde el Egipto de las primeras dinastías hasta la Cartago de los colonos fenicios. Grecia, Roma, el Islam árabe y su segregación y esclavismo en la Península Ibérica y demás territorios conquistados.
Todos los grupos humanos, todos, han practicado eso que no es posible revisar desde posturas de falsa buena intención. Es así, sin más. Para llegar a una sociedad donde el trabajo esclavo fuera sustituido por el contrato laboral hubo de llegar la condición material para ello. Y esa condición se llama capitalismo industrial. Incluso ese capitalismo que, aunque liberador en parte, en ocasiones y por razones que aquí no vienen al caso, esconde formas de sumisión no lejanas al trabajo forzoso.
Mas en la relación de pueblos antiguos esclavistas y crueles, hemos dejado para el final a los precolombinos: aztecas, mayas e incas. Sí, esos pueblos que pretenden presentarnos felices y ecointegrados los que supervisan y revisan, inventan y reinventan eso que en realidad eran y hacían. Así mostramos, por contraste, la realidad del mestizaje impulsado por los españoles en América, que no fue, como afirma ACNUR, algo que «sucedió».
Por dar solo una muestra, nos centramos en los aztecas. Las sociedades que encontraron los soldados de Hernán Cortés no eran ni pacíficas, ni integradoras, ni racionalistas, ni compasivas. Veamos
Los aztecas habían sojuzgado y esclavizado a las numerosas tribus de los alrededores ocupando sus tierras, arrebatando sus casas y obligándolos a tributos extractivos. Las principales víctimas eran Txacaltecas, pero muchos otros son los que vieron también en Hernán Cortés a su efectivo liberador: los Cempoala, Quiahuiztlan, Texcoco, Chalco, Xochimilco, Azcapotzalco y Mixquic.
Hay ya suficiente documentación de la historiografía general y médica moderna (documento éste que destaco entre los muchos que el lector puede encontrar fácilmente) que certifica las prácticas caníbales y los rituales con asesinatos masivos que cíclicamente o en casos de victorias militares, practicaban con propios y extraños. Aquí hay enlace a dicho estudio médico y otro, a la historiadora italiana Elena Mazzeto .
Estudios que no hubiera que reconstruir de nuevo si en la vida de las instituciones culturales europeas no se hubieran desdeñado los relatos y documentos que curas y universitarios españoles ya habían dejado para la posteridad. Parece que ya, por fin, va cediendo la tendencia a desmentirlos. La insistencia en falsear es tozuda, pero acaba siendo derrotada. Meritorio e influyente fue Octavio Paz al levantar su palabra contra el disparate que es negar la verdad azteca.
En efecto, para Paz, los aztecas fueron una “banda de fugitivos fuera de la ley”, “bárbaros”, “advenedizos, nómadas aventureros con genio [que] se apoderan de la herencia tolteca y fundan Tenochtitlan, el poderoso Estado que encontraron los españoles”.
Por el contrario, ese mestizaje habido en la América hispanizada no fue un fenómeno ocasional o sobrevenido, como parece filtrar en nuestra conciencia el relato de ACNUR, sino una parte importante del programa imperial y civilizador español.
Estos son los hitos iniciales que marcarían la política de la corona española durante todo el tiempo que duró el imperio:
- En 1495, la reina Isabel la Católica impidió que el Almirante Colón vendiera cuatro nativos americanos que había traído consigo de su segundo viaje. La concepción de los indígenas como iguales se dio en mucha mayor medida que lo usual en el resto de Europa.
- El rey Fernando el Católico aprueba en 1514 una real cédula que validaba cualquier matrimonio entre varones castellanos y mujeres indígenas. Un paso más en esa igualdad.
- las Leyes de Burgos, promulgadas en 1512 y complementadas por las Leyes de Valladolid de 1513, atacaron el problema de los abusos de aquellos españoles que actuaban más como colonos que como españoles católicos, al tiempo que buscaban la conversión de los indígenas y su integración en el entramado imperial. Tras ello, la impronta de los reyes españoles siguió la misma pauta protectora.
No es necesaria más respuesta a la pregunta de si fue entonces una casualidad el mestizaje en las Américas, tal y como apunta ACNUR, ¿no?
Sobre la afirmación de la organización autocalificada como humanitaria de que el nazismo “se estableció en Alemania” como si no hubiera sido un fenómeno intrínsecamente alemán, sin precedentes construidos en Alemania, sin el concurso de la religión protestante como configuradora de esos precedentes y sin filosofías y prácticas políticas determinantes para lograrlo, hay que decir que es falsa desde el comienzo hasta su cierre.
Nada mejor para consignarlo que este artículo de Leoncio González Hevia sobre El régimen nazi y su germanismo protestante y que el profesor Bueno en este video.
Termino agradeciendo a mi amigo la sugerencia y deseando una lectura feliz a quien sepa encontrar momento de leer una tesis necesaria en honor a la verdad y en defensa de lo nuestro.
Español e hispanófilo. Comprometido con el renacer de España y con la máxima del pensamiento para la acción y con la acción para repensar. Católico no creyente, seguidor del materialismo filosófico de Gustavo Bueno y de todas las aportaciones de economistas, politólogos y otros estudiosos de la realidad. Licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo y en Ciencias Políticas por la UNED