A todos en el colegio nos hablaron de Cervantes y de su magistral obra D. Quijote de la Mancha. Nuestro ilustrísimo escritor, también escribió otras muchas novelas en las que mostró su gran talento y sabiduría. Una de ellas, es “El Licenciado Vidriera”. Nos relata la historia de un personaje de gran talento, formación y capacidad para relacionarse, que una pretendienta a la que no le hacía mucho caso, le da una pócima con la intención de enamorarlo, pero lo que consigue es trastornarle el cerebro, de tal modo, que termina creyéndose que su cuerpo es de vidrio.
Dada su peculiar enfermedad, su ingenio y espontaneidad, es solicitado en todos los eventos, como banquetes y festejos, en los que las sobremesas eran graciosamente animadas por él.
Pasado un tiempo, la salud retornó a nuestro personaje, y aunque seguía siendo muy ilustrado, ameno y genial, dejó de ser requerido y casi ignorado.
Hace casi unas pocas semanas, nuestro país atravesaba unos momentos bastante convulsos y de inquietante incertidumbre. Ocurrió que un tal Rubiales, le dio un minúsculo beso a una chica futbolista del equipo nacional, ganador de la copa del mundo y ¡oh milagro! Toda la inquietud desapareció y todos los medios de comunicación, las tertulias y comentaristas, se ocupaban, incansablemente, del casi amago de beso que el majadero presidente le propinó a la futbolista campeona.
Tampoco hace mucho, encender de la televisión o mirar la prensa, era sufrir y horrorizarse ante las tremendas noticias de lo que ocurría en la maldita guerra de Rusia con Ucrania. Hospitales, albergues y edificios civiles eran bombardeados incansablemente. Las personas que allí vivían, morían a cientos todos los días y los que sobrevivían, lo hacían sin luz, agua y comida. ¡Terrible!
Surgió algo inesperado. Una ya conocida facción terrorista llamada Hamás, asesina indiscriminadamente a todas las personas que se encuentran a su paso, a la vez que lanzan misiles sobre la población judía. Verdaderamente tremendo.
La guerra de Ucrania (como si dejara de ser de vidrio), queda en un segundo plano, ya casi no nos informan de lo que allí acontece y asistimos atentos a lo que dice Sánchez, Netanyahu, Biden y todos los comentaristas e informadores de la desgracia.
Recuerdo que en la época de la dictadura, en las días próximos al uno de mayo, rumores de huelgas etc, se ponían por la única cadena que había en la televisión, interesantes corridas de toros, o partidos del Real Madrid que siempre interesaban a un gran sector de nuestra sociedad. El “Cordobés”, Gento, Di Stéfano y otros muchos, fueron estrellas de gran utilidad a esa intención de crasa distracción.
Temo que ese empacho de información que tenemos. El modo tétrico e irrespetuoso con que se emiten las noticias, la búsqueda incesante de tratar de captar la atención del público, sumado a la polarización interesada de todos los medios de comunicación, está consiguiendo que cada vez seamos más indiferentes ante cualquier noticia por escabrosa que sea.
La argucia consiste en conseguir nuestra pasividad, aceptar los manejos políticos, económicos y sociales, como males menores ante tanta desgracias e ignominia y conformarnos con nuestro rincón de retaguardia.
Carentes de ideales filosóficos, religiosos, éticos y de inquietud social, nuestra juventud, practica el “sálvese el que pueda” o “tonto el último” y consideran todo el conglomerado político mundial, algo fuera de sus intereses. Como mucho, aspiran a introducirse en el meollo, buscando puramente los beneficios y comodidad que reporta.
Poco se puede hacer, si para atraer la atención de las masas sociales hay que convertirse, al igual que Tomás Rodaja, en protagonista de la magistral novela Cervantina, en vidrio, prófugo, asesino, separatista o malversador de éxito.
Somos dueños de nuestra vida y somos, por consiguiente, libres, cuando nuestra razón impone su dictado a nuestra voluntad.