La política se podría definir como la ciencia de la gobernación de un nación, región o municipio, y como otra acepción, el arte de negociar para conciliar intereses. El término proviene del latín politicos y éste del griego politika, o politikós, que significa “civil, relativo al ordenamiento de la ciudad o los asuntos del ciudadano”.

Pues bien, una vez ubicados en el asunto y la definición, viene la declaración: La política en España no es ni ciencia, ni arte y esta podrida desde sus cimientos. Tenemos instalada una partitocracia nauseabunda plagada de personajes abyectos demoliendo el país desde las instituciones.

Y no me refiero sólo a los separatistas gobernando en las partes del país que quieren desmontar, mientras cobran su sueldo de él, que también tiene delito, si no fundamentalmente a los partidos de ámbito nacional.

Hemos asistido en los últimos días al linchamiento político del exministro Ábalos, y el PSOE, haciendo gala del fariseísmo más extremo, buscando una víctima que inmolar a la opinión pública para poder blanquearse y pasar por el “partido menos corrupto”. ¡Los del caso ERE! Y aún desconocemos quienes eran los demás diputados que se iban de juerga con el tito Berni. Ésos aún se sientan en el congreso, amparados en el silencio cómplice de su partido, y de los demás partidos ¿o acaso somos tan cándidos de pensar que los demás diputados no lo saben? Cada cual tendrá sus vergüenzas que tapar y entre bomberos no se pisan la manguera.

El PP, que es el otro gran partido y que compite con el PSOE en número de casos de corrupción, aplaudiendo con las orejas por semejante torpeza. Ambos son mafias dedicadas a la parasitación de las instituciones, así como lo son lo demás partidos en el ámbito donde alcanzan a “pisar moqueta”. Se trata de alcanzar poder y mantenerlo a toda costa, no de servir al ciudadano. Ése sólo cuenta cada 4 años para convencerlo, de manera artera y con falacias, de que generosamente done su voto.

El pobre José Luis seguramente estará pensando fundamentalmente dos cosas: Con la de salvajadas que he hecho yo, ¿me van a echar por esta minucia? ¡Si yo colé las maletas de Delcy Rodríguez por Barajas abusando de mi cargo y saltándome la ley y no pasó nada!», y por otro lado, Si finalmente tengo que dimitir, ¿de qué voy a vivir? Hay que aguantar, como sea, caiga quien caiga hasta la jubilación”.

Ábalos es un chulo, un arrogante con ínfulas, un sobrao con modos de matón, cuyo currículum demuestra cómo se puede vivir de la política toda la vida, primero de concejal, luego de diputado autonómico, cargos orgánicos y diputado nacional, y pisando las suficientes cabezas, y adulando al que está por encima, llega a ministro. Con unos estudios de magisterio, y habiendo dado clase sólo tres meses.

En 2024 cumple los 65 años, y se jubilará con la máxima pensión por haber aguantado en el congreso unos pocos años. Poquísimos escrúpulos, salvo para su propio beneficio personal, y el de sus compinches en el partido. Ningún servicio reseñable para la patria, que se sepa.

De este pelaje tenemos personal en todos los partidos, profesionales de la política, que viven del postureo, repitiendo como papagayos el argumentario del partido, cobrando sueldos fabulosos que de ninguna de las maneras alcanzarían en un ámbito privado, y demasiado zánganos para cursar estudios o hacer una oposición.

¿Cómo puede ser que para ser funcionario de cualquier escala haya que pasar exámenes y no para ser ministro o secretario de estado? ¿Tiene alguna lógica?

Urge limpiar a esta chusma de la gobernación del país. Entre unos y otros lo están arruinando, no sólo desde el punto de vista económico, que también, si no desde el punto de vista moral y ético, lo que es aún más grave.

Deberían gobernar los mejores, los más preparados, la élite intelectual del país. Con un plan a largo plazo, con un modelo de nación, con una hoja de ruta seria para conseguirlo. Que administren correcta y transparentemente. Y dar a la gente la formación e información suficiente para que vote esos modelos con la cabeza. Demasiados votan como quien es del Sporting, sin importar proyecto o alineación, sólo por la camiseta. Cabezas huecas que muchas veces votan contra sí mismos.

De medios de comunicación, que deberían denunciar los abusos y contrapesar al poder, no hablo, que me hierve la bilirrubina. Todos tienen color ideológico y dar sus mensajes con sesgo.

Necesitamos una verdadera democracia, con listas abiertas, quitar poder a los partidos y dárselo al votante. Que los Senadores y Diputados representen a los votantes de su circunscripción y voten según esos intereses, votando en conciencia tras el debate de las leyes, sin disciplina de partido. Desprofesionalizar la política, exigir para poder ser elegidos que tengan una profesión, unos años cotizados, y un empleo al que volver.

Exigir un mínimo de estudios o de experiencia para según qué cargos. Limitación de mandatos, un máximo de 8 años, o 12 si lo hacen muy bien, y luego cada cual a su casa, a trabajar de lo suyo. Inspección por parte de Hacienda al entrar en al cargo y al salir y que se explique con claridad cualquier incremento del patrimonio mientras sean electos.

Harto me tienen de pagar impuestos para que lo dilapiden en estupideces ideológicas, tanto los ministerios, como las autonomías, como los ayuntamientos. El Estado ha cogido tal dimensión que requiere unos presupuestos inconmensurables, que no paran de crecer año tras año, viviendo de generar deuda, y que, por supuesto, ningún partido prevé recortar, porque sería impopular los grandes cambios que conllevaría.

Este año 2024 preparemos la billetera, que nos van la va fundir la subida de impuestos, porque hay que pagar sus fiestas. ¿Acabará reventando esto por algún lado?