Dentro de la variopinta coalición que amalgama Pedro Sánchez para mantenerse en su cargo asoma día sí y día también su “problema” con Unidas Podemos. Los de Irene Montero, Ione Belarra y, cómo no, Pablo Iglesias se mantienen en el gobierno, pero intentan conservar su marca propia frente al sector socialista del mismo. Hasta ahí todo parece hasta normal en lo que sabemos de la esencia de un mero juego político. Pero hay más y no podemos dejar de observar el fondo de pantalla desde el que destaca el fenómeno de la crisis interna entorno a la ley “sí es sí”. La desgraciada ley lo es por su infantil factura, su delirante fundamento y, en consecuencia, sus corrosivas consecuencias. Pero no le viene nada mal a Pedro Sánchez. ¿Por qué?

ANTES DE LAS ELECCIONES AUTONÓMICAS

Este año 2023 es un año de encrucijada en el que el presidente se juega permanecer en el poder o ser expulsado de él por el Partido Popular de Núñez Feijóo. Las encuestas, guía de gobierno en esta democracia cortoplacista, auguran una fuerte subida del gallego tranquilo y Sánchez sabe que tiene que parecer lo que no es: un moderado que solo piensa en el bien de los ciudadanos. O más bien en el de “la gente”, que dicen los propagandistas del victimismo indefinido.

Pues lo dicho antes, que reformar la reforma del Código Penal contra la voluntad del Ministerio de Igualdad es una máscara de moderación que se ajusta a lo que Sánchez necesita: parecer lo que no es. Ante la cita electoral de mayo, reforma la norma y hasta puede asegurarse algún tipo de apoyo del PP para lograrla. Y con este movimiento un saquito de votos indecisos puede irse a los candidatos autonómicos del PSOE.

PERO SI EL PP GANA EN MAYO…

Si el PSOE cosecha mal resultado el día 28 de ese mes será la señal para Sánchez de que el tirón de orejas dado a Irene Montero no ha servido para engañar lo suficiente a los indecisos. Y el tirón de orejas puede convertirse en descabezamiento del Ministerio de Igualdad antes de que la gaviota se lleve por delante a la rosa. Por eso, de darse el triunfo de los candidatos autonómicos y municipales del PP, la coalición que dirige Pablo Iglesias (no hay duda de que es el irritable e irritante “profesor” quien la maneja) acabará fuera del gobierno.

SI EL NUEVO TRUCO LE SALE BIEN Y GANA A FINALES DE AÑO…

De poder gobernar, Sánchez necesitará de nuevo los apoyos, más o menos iguales, que tiene ahora. Separatistas, exterroristas blanqueados y, sí, también echará mano de los del universo proteico de Podemos, Sumamos, Más de Aquí o de Allá, Compromisos y demás.

POR TANTO…

La crisis entre el PSOE y UP es una falsa crisis, es una circunstancia sobrevenida o buscada con la que aspira a enmascarar lo que es imposible de enmascarar aplicando el sentido común. Pero ya sabemos que las mentiras expulsan demasiadas veces a las verdades.

Al fin y al cabo, el infantilismo pletórico al que se han rendido las sociedades euroanglófilas (no solo la sociedad española padece esta enfermedad) puede dar votos al Sánchez de las mil caretas.

Joaquín Santiago