Los nuevos censados crecen por doquier. Ayuntamientos de todo signo regularizan inmigrantes para alcanzar la gloria de la reelección. Un breve y no exhaustivo repaso:

Pequeños pueblos de Castilla y León ven incrementado su censo electoral a pocas semanas de las elecciones.

Los electores españoles residentes en Alicante crecen en 25.000 personas. En cambio, los extranjeros residentes en la provincia bajan en 21.000 ciudadanos. Esto se debe, en buena medida, a los extranjeros que han adquirido la nacionalidad española en los últimos cuatro años.

En un municipio gallego hay quien se ha empadronado recientemente para ahorrarse un dinero en la cuota del pilates que ofrece el Ayuntamiento.

Pero esto casi es mera picaresca en contraste con la necesidad de Sánchez de lograr para final de año un millón de votos más de los que ya cree que tiene. Para eso, además de su estrategia de campaña y de precampaña, necesita otras cosas. Un paso ya lo ha dado. Veamos cómo lo ha dado y por qué lo necesita.

La Ley de Memoria Histórica, aprobada en 2007 por el gobierno de Zapatero, ha dado la nacionalidad española a 373.616 personas que lo han solicitado hasta el 31 de diciembre de 2022.

Los beneficiarios son hijos de españoles y también los nietos de exiliados tras la Guerra Civil. Al menos esos son los datos que el propio gobierno ha dado al PP, pero, hagamos un razonable rictus de sospecha ante la dudosa exactitud de esos datos oficiales.

De lo que no hay datos, y eso hace saltar alguna alarma más, es de los nacionalizados por la Ley de Memoria Democrática aprobada en octubre del pasado año. La oposición los pide, el gobierno dice que no ha hecho aún la cuenta.

Lo que sí es exacto es que esta ley se presentó con unos beneficiarios similares a la de 2007, pero el ministro de Justicia hizo una reinterpretación de la misma sólo cinco días después de ser aprobada.

Una «curiosa» manera esa de legislar en la que se presenta un texto que no motive más escándalo que el que ya motivó la ley de Zapatero y, después, el mismo ministro que la llevó de la mano, recompone los términos de la ley diciendo que hay que entender algo que la propia ley no dice. Es un fraude ¿no? y hubo protestas, ¡sí! pero….

Con la creativa interpretación podrán nacionalizarse no sólo los nietos de exiliados, sino todos los nietos de españoles. De La Habana, Méjico, Buenos Aires y otros lugares llovieron las peticiones y en acabar por nacionalizarlos se emplea el gobierno. Destino del viaje: elecciones generales.

Las cuentas de Moncloa

Un millón de votos es lo que se calcula en Moncloa que le faltaría al bloque que votaría por Sánchez en la investidura tras las elecciones generales de finales de año. La condición para que ese millón sea efectivo y así evitar la llegada de Feijóo al gobierno es que, a la izquierda del PSOE no haya nada más que el Sumar de Yolanda. Y, por supuesto, los habituales, sobrerrepresentados y fragmentarios socios de las Vascongadas y de Cataluña.

Como comentábamos el pasado domingo, este bloque podría mejorar sus expectativas en unos cinco diputados más si Yolanda Díaz absorbe a Podemos o se alía con él, que si no lo lograra. Cinco más son 10 diputados más cerca de Feijóo, como vimos. El problema es que ni de esta manera le alcanzan los votos a Pedro Sánchez.

Para eso necesita, dice el ex asesor de Moncloa, Iván Redondo, el millón de votos que el bloque del gobierno perdió desde 2019. Lo dijo hace dos años y vino a repetirlo en el telediario nocturno de Antena 3. No obstante son complejas las cuentas que han de hacer desde Moncloa.

En primer lugar debe favorecer a Yolanda Díaz en esta fase electoral, hasta después de las autonómicas y municipales del 28 de mayo. Después debe distanciarse de ella cuando haya absorbido a Podemos y tenga oferta «propia» antes de las elecciones al Congreso y al Senado.

Y, por último ha de lograr ese millón que dicen que se le ha ido o, al menos, que aparezca otro millón de nuevos censados, o medio millón, o los que sean.

Los signos externos de las preferencias de voto parecen claras a favor de que el futuro gobierno lo conformen PP y Vox, a día de hoy, pero la pugna por el millón ansiado será dura.