Mañana habrá cambio en la titularidad del gobierno, o no. Nada está resuelto ya que todo está enturbiado por la anomalía del voto entre toallas de playa, residencias vacacionales, es decir, intercalado en la habitual laxitud del verano. Enturbiado por los errores ya «acotados» de las papeletas al Congreso de la provincia de Guadalajara enviados por valija diplomática a votantes residentes fuera de España. ¡Qué error involuntario ese de duplicar las papeletas del PSOE y omitir las del PP!

Enturbiado por las mentiras propias de la actividad humana, que se multiplican en la política y que aumentan exponencialmente cuando el actor principal es un profesional de la mentira. Como dijo ayer en El Mundo Daniel Gascón, editor de Letras Libres «A Pedro Sánchez la mentira le hace libre porque no se siente comprometido con nada«. Si no ejercemos algo de humor negro ¿Qué nos queda ya?

La última es la de los peajes de autopistas, que en campaña prometió suprimir y que la Comisión Europea contradice; que eso en absoluto es así y que el propio gobierno de Sánchez los consignó para poder acceder a los fondos New Generation.

Las mentiras y el postureo son la norma en este gobierno del que es imprescindible tenga un final. La escena de los metros en bicicleta de la ministra o la de la de la mujer que plancha como muchas y muchos españoles (Yolanda lo hace una vez cada cuatro años, hemos de entender). De lo primero, del paseo en bicicleta de la ministra Ribera se han hecho eco hasta fuera de España:

En fin. Resulta ya tan insoportable todo que solo queda la esperanza de que Feijóo se haga con el gobierno, aunque solo sea por cambiar la actual estética cursi, empalagosa y protésica por otra, aunque sea aburrida. ¡Vaya! Al escribir lo de cursi acabo de decidir ponerles un video al final.

Aburrido es Feijóo y no nos importa eso. Importan más otras cosas de él. Por ejemplo que siga insistiendo en que preferiría evitar a Vox porque quiere «recuperar el consenso«. ¿Con quién? ¿Con los españoles?¿Con el futuro económico e internacional de España? No, no y no. Consenso con el PNV antes que con Vox. Consenso con el PSOE antes que con Vox.

Y tanto lo repite, tan cansino se pone Alberto, que sus palabras hacen juego con su triste figura y su falta de énfasis, pasión y convicción. Pero insisto, no importa que a Núñez le falte color, no. Lo que sí importaría es que no trasladara su tono gris a sus políticas. Eso ya sería otra cosa.

  • Que no asumiera como normal aceptar en esencia las leyes trans que el histrionismo ultra ha impuesto y que arrastrará trastornos graves de personalidad a quienes, sin la madurez necesaria, se vean compelidos a mutilarse e injertarse qué se yo qué cosas en sus cuerpos.
  • Que no asumiera como normal que las bajadas de impuestos ya no serán tanto como prometió. Y lo justificará con que hay que enjugar la copiosa deuda pública que Sánchez disparó tanto como sus mentiras. Quedará Ayuso aplicando algo, solo algo de liberalismo fiscal en Madrid, lo que la posicionará en un futuro como optante a la presidencia nacional de su partido. Porque, sí, el liberalismo gana votos, pero solo si se da el tiempo suficiente y la determinación política necesaria para aplicarlo.
  • Que no sumiera que el problema catalán y vasco son cosas que se arreglan con el diálogo. «Verás la que le preparan los catalanes otra vez al PP«, me dijo el propietario del local de recambios para coches que hay bajo mi casa, lo que demuestra que para opinar sobre política solo hay que tener sentido común y, ante todo, salirse de la Matrix de mentiras que nos rodea.
  • Y muchas otras cosas, ¿no?

Y Vox, el partido más normalito de todos, si por normalito entendemos la defensa de lo que dice la Constitución, ni más ni menos, se queda con un cinturón sanitario impuesto por el PP. Bueno, rectifico. No se lo impone el partido de Feijóo. Ese cinturón se lo imponen al Partido Popular los demás partidos, los de la izquierda, la que le marca el paso desde que Aznar se retiró. Es el consenso progre al que Núñez le teme más que al diablo.

Así que va a ser, en definitiva, que el cinturón sanitario y censor se lo impone la izquierda a los azules de la gaviota devenida ésta en un rasgo sin forma.

Y como regalo por llegar hasta aquí leyendo, el video anunciado, que es uno de los ejemplos más delirantes de la cursilería seudo-filosófica y seudo-poética (todo es prótesis en estos) de la banda que espero desaloje el lunes La Moncloa. Lo de «bobo solemne» que le espetó Rajoy y Zapatero y el pensamiento Alicia, libro que le dedicó Gustavo Bueno, le vienen como trajes a medida: